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La posmodernidad

Publicado: 12/01/2012: 7308

Como se indica en otra sección de esta misma página, el profesor Miguel Norberto Ubarri, que en breve dará una charla en Málaga, cree que la posmodernidad abre una brecha – un profundo agujero, si puede decirse así- para el ámbito amplio de la mística; por cierto, y desgracia, uno de los lugares menos frecuentados del cristianismo. Tiene toda la razón.

La posmodernidad es la última ventana del materialismo. Porque modernidad abajo, van a tumba abierta, día a día,  miles de ideas estrenadas y marchitas en los últimos años. La posmodernidad es el reconocimiento, más o menos explicito, de la  honda huída hacia la frustrante  divinización que ha corrido el hombre desde la Ilustración hasta nuestros días. La posmodernidad es el sitio donde palidece aquella primera  idea: seréis como dioses... Del niño hecho hombre que eligió caminar en soledad aunque aún no había aprendido como lubrifica la naturaleza las rótulas de una liebre. La  mística es la oferta de Dios. La llamada de Dios que nunca abandona, que no duerme, que no deja de amar ni de respetar la errática carrera de su criatura herida. La mística es el pozo del bien. La azotea desde la que se atisba a Dios. El lugar, sin lugar exacto, donde el alma se sabe de Él. El ser humano está cansado. Quiso hacer el paraíso terrenal y construyó la bomba atómica. Quiso… ¡Cualquiera sabe cuántas cosas quiso! Ahora se le ha roto el juguete de su dominio y, con más viveza que nunca, si abre los otros ojos, le aparece lo que hay de luminoso un poco más allá de la  posmodernidad.

Autor: José Luis Navas

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