NoticiaEspiritualidad Ejercicios Espirituales en Trayamar, «un auténtico regalo» Publicado: 24/09/2021: 8403 TESTIMONIO Una Religiosa de María Inmaculada participante en los ejercicios espirituales celebrados durante el verano en la casa de espiritualidad Trayamar y dirigidos por el sacerdote Salvador Gil, ha querido compartir su testimonio para animar a otros a unirse a próximas convocatorias. En el mes de julio tuve la oportunidad y la dicha de hacer los ejercicios espirituales en la casa diocesana de Trayamar. Allí llegamos personas de diferentes lugares, edad y estado, pero cada una con el deseo de adentrarnos en esta experiencia espiritual en la que poder desconectar, hacer silencio y disponernos a la acción del Espíritu. Puedo decir que a ella me adentré con “grande ánimo y liberalidad”, buscando como dice S. Ignacio poder "vencerme a mi misma y ordenar mi vida". Una gracia a la que me dispuse a través de la oración, el encuentro con la palabra y los sacramentos. También fue para mí de gran ayuda la disposición del padre que dirigió la ejercicios, Salvador Gil, el cual nos fue adentrando, dando “modo y orden” desde el esquema ignaciano a la experiencia. A él agradezco su disponibilidad, su capacidad de atender la diversidad y adentrarnos a través de las diferentes meditaciones a vivir y disponernos al encuentro con Jesús. Agradezco el cuidado y mimo de los momentos litúrgicos, los cuales viví, como un auténtico regalo, al poder sentirme Iglesia, buscadora con otras personas del don de la fe, para poder ser en medio de la realidad que me toca vivir signo creíble del Evangelio. Ignacio también nos invita en la anotación 20 a vivir esta experiencia… “tanto más se aprovechará cuanto más se apartare de todos amigos y conocidos… así como mudándose de la casa donde viviere…" ¡Y qué suerte poder haber vivido esta experiencia en este casa privilegiada, donde el paisaje nos ensancha el alma y donde los pequeños y grandes detalles de las personas que la cuidan y velan por ella, nos han facilitado… Gracias de corazón por vuestro buen hacer, por cuidar de nuestro cuerpo y también de nuestro espíritu. Gracias de corazón.