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Fiesta de Santa Vicenta María López y Vicuña

Publicado: 15/07/2014: 5780

1.- Con el Salmista hemos rezado: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”. El israelita expresaba así su gratitud por toda la historia de la Salvación de la cual se sentía beneficiario: el Éxodo, la Alianza, la liberación de la cautividad de Babilonia… Acontecimientos que manifestaban que Dios estaba con ellos y estaba en su favor.

Dios ha estado presente en Santa Vicenta María López y Vicuña, y en sus hijas de María Inmaculada, durante más de un siglo de presencia y permanencia entre nosotros, en Málaga. Presencia iniciada en el año 1903, motivada por una gran necesidad social y cristiana a la que eran sensibles muchas personas.

Málaga era una ciudad muy distinta de la de hoy. Con muchos menos habitantes, pocos más de 131.000, era ciudad industrial, con fábrica de Altos Hornos, con una industria pujante de vino. Tan desarrollada que a Málaga llegaron muchas familias del Norte de España y del extranjero. Este desarrollo produjo el acercamiento a la ciudad de muchas jóvenes de los pueblos atraídos por el trabajo doméstico, el servicio del hogar, en aquellos años sin ninguna protección social. Adolescentes y jóvenes, la mayoría de ellas pobres, con necesidad del mayor apoyo y del mejor servicio de cultura y evangelización.


2.- Desde entonces, cuántos hechos vividos bajo la acción del Espíritu y por los que deben dar gracias a Dios y a Santa Vicenta María.

Acontecimientos conocidos y que constituyen capítulos de la historia como el servicio permanente de acogida a tantas jóvenes que llegan en busca de apoyo, de orientación, de acogida; hoy también abierta la Casa al mundo de la inmigración. La residencia de estudiantes, que es un gran servicio prestado a las jóvenes que viene  a estudiar a Málaga.

Y a todo ello se unen, como motivos para rezar en forma repetitiva y agradecida: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”, aquello que no está escrito. La entrega de tantas religiosas, vivida con mucha fe y amor del Señor, el servicio continuo de la catequesis y de la cultura, el acompañamiento personal de las jóvenes, con respeto total a su libertad.

En la casa de Málaga han fallecido muchas religiosas que han dado lo mejor de sí mismas al servicio del carisma de las Hijas de María Inmaculada. En esta casa de Málaga muchas religiosas vivieron momentos de alegría y de sufrimiento, renovaron deseos de fidelidad, de servicio oculto, de trabajo continuo. Aquí experimentaron muchas horas de oración, de adoración al Santísimo y crecieron en el amor a la Iglesia. Hoy es un día para decir agradecidos: “Gustad y ved qué bueno es el Señor, que ha hecho tantas maravillas”.


3.- “En esto conocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu”.

Desde la gratitud y la alabanza contemplamos el futuro con mucha esperanza. Cómo vivir el carisma hoy es la pregunta que la Congregación se hace con toda la Iglesia. La respuesta nos la da el Señor: acojamos su Espíritu, seamos dóciles a él.

El Espíritu es el gran don del Resucitado y con su fuerza podemos vivir fieles a las raíces propias y fieles al mundo al que debemos servir.

El propósito de ser fieles al Espíritu es la garantía que os hace encontrar la respuesta que en estas circunstancias habría dado vuestra Madre Fundadora, Santa Vicenta María.

Lo fundamental es mantener ese doble servicio de “promoción humana” y de “evangelización” en la juventud de hoy.

Pido para vosotras la gracia de que seáis mujeres de fe inconmovible, dispuestas a vivir en las circunstancias que la historia nos brinda en cada situación. Fe que centra la vida en Jesucristo “conocido, amado e imitado” (NMI). Mujeres de fe, orantes y contemplativas. Fe vivida en la Iglesia y con la Iglesia.

Que todos percibamos la grandeza y la bondad de vuestra vocación porque las hacéis presente con vuestra vida y vuestro trabajo.

La diócesis de Málaga os agradece tanto bien vivido y realizado durante este siglo de vuestra presencia. Con vosotras rezamos a Dios y celebramos hoy esta Eucaristía. Para vosotras pedimos a Dios la permanencia en esta diócesis y la constancia en el trabajo apostólico.

Que vuestra vida sea oblación perenne, que recibe su sentido profundo de la ofrenda de Cristo, que ahora celebramos en memoria de vuestra Santa Fundadora.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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