La superiora de la comunidad, Madre Reyes, recuerda la fundación de la siguiente manera: «Doña Carlota Alessandri, solicitó a la Madre Maravillas la fundación para que fuera una reparación del espíritu mundano que se había introducido en nuestro pueblo en poco tiempo y con este motivo había viajado a Roma para consultarlo con el papa Pío XII que en una audiencia privada bendijo el proyecto. Al principio no la aceptó porque había dificultades y, sobre todo, porque no veía claro que fuera la voluntad de Dios, que era lo que siempre la movía. Pero al decirle un padre de la Compañía de Jesús que sería un testimonio de fe en la Costa del Sol, el Señor le dio luz e inmediatamente comenzó a trabajar para que se realizase. Y a pesar de su edad y falta de salud, viajó a Torremolinos cinco veces para tratarlo con el Cardenal Herrera Oria y Doña Carlota y visitar las obras».

El Carmelo lleva una vida contemplativa, una vocación que sigue teniendo vigencia hoy día: «es una vocación de encuentro con Dios de manera plena. Todos estamos llamados a encontrarnos con Dios sin dejar un espacio a otros dioses. Su vigencia, la tiene hoy, la ha tenido y tendrá siempre porque es un anticipo de la vida eterna. Dios llama a unas almas para estar con él. Todos tenemos que estar con él según cada vocación, pero al ser de una mayor dedicación en la vida contemplativa, tiene que dar como fruto la oración por todos los hombres, hermanos nuestros, y así se convierte también en una vocación apostólica, si no, no sería una vida contemplativa. Nuestra Madre, Santa Teresa, quiso que fuese una oración incesante por la Iglesia y por la salvación de las almas. Esto es válido para todos los tiempos.

Son ya cincuenta años los que lleva esta comunidad de oración en la Diócesis de Málaga, un tiempo del que destacan que «aunque nuestra presencia es silenciosa y desconocida para muchas personas es un don de Dios para nosotras como comunidad y creemos que un regalo (un bien) de Dios para nuestra Iglesia local porque el monasterio es testimonio silencioso de la presencia de Dios en medio de sus hijos. De hecho, la gente se acerca continuamente con plena fe en la oración de las monjas».

El Señor sigue llamando hoy día y son muchas las jóvenes que se siguen sintiendo atraídas por la vida contemplativa. La Madre Reyes se dirige a las jóvenes y les dice que «si se plantean entregarse a Dios en la vida contemplativa, lo primero es que en la oración descubran si verdaderamente es la voluntad de Dios y están dispuesta a conformar su vida a la de Jesucristo hasta la muerte. Hace falta mucha valentía para romper con los lazos que nos atan a tantas cosas buenas y bellas que existen, pero sin duda Dios la da a la que llama a Sí, y no sólo eso, sino que llena el alma de una felicidad desconocida para la mayoría. Sólo el que lo ha experimentado puede afirmarlo».