Fray José Luis Coll: «El Cántico de las Criaturas es una confesión de fe de san Francisco de Asís»
Entrevista
La familia franciscana en la diócesis de Málaga está celebrando el VIII Centenario del Cántico de las Criaturas de san Francisco de Asís con diversos actos, entre ellos un ciclo de conferencias en el que ha participado Fray José Luis Coll ofm, fraile experimentado en la formación de los novicios de las provincias franciscanas de España y hasta hace muy poco misionero en Perú, licenciado en Teología Pastoral y perteneciente a la fraternidad de Valencia. Impartió una conferencia en el Convento de San Francisco, en Vélez-Málaga, y en Málaga, en la parroquia de la Santísima Trinidad, centrada en la estrofa del Cántico dedicada al Hermano Sol.
800 años del Cántico de las Criaturas. ¿Cómo fue el nacimiento de este Cántico?
El cántico es, en realidad, una confesión de fe de san Francisco. Fue un adelantado a la visión que se tiene del planeta, de la tierra y de la ecología, que en la Edad Media se vivía de espaldas a todo esto. Francisco es de esa visión de un Dios encarnado en la realidad. Descubre que, en cada criatura está la huella de Dios, y por eso a las criaturas las llama como “hermanas”. Y abre esa fraternidad no sólo con las personas, sino con toda la creación esa fraternidad universal con toda la creación. Lo que en el siglo XXI se habla con normalidad, ya Francisco lo anunciaba en el año 1225, cuando compone el Cántico de las Criaturas, en un momento muy delicado de su propia vida: estaba enfermo y no veía. Es una obra que nace de la experiencia de dolor y pérdida de visión pero con una visión extraordinaria de la fe, captando la fraternidad universal.
Con motivo de esos 800 años, la familia franciscana está organizando un ciclo de conferencias. En ellas usted profundiza en la estrofa del Cántico dedicada al Hermano Sol.
Es la estrofa tercera de las 14 que componen el Cántico y está dedicada al Hermano Sol a quien también llama Señor y de quien dice que alumbra, es bello, es radiante. Y ese sol, indudablemente, hace una referencia clarísima a Dios. Como él dice, de ti el sol lleva mención. El sol menciona a Dios. El sol nos lleva a Dios, que es luz. Dios, nos da luz.

Quizás no conozcamos el Cántico tan bien como pensamos y nos perdamos muchos detalles. ¿Qué claves nos daría para profundizar en él?
En primer lugar, que es un cántico que nos lleva a la vida. Es la vida cantada por Francisco. La vida con toda la riqueza que tiene de criaturas. Es un cántico que nos lleva a Dios y que en cada criatura hay un vestigio de Dios. Y es un cántico que quiso utilizar el mismo papa Francisco, hace diez años, para dar nombre a su encíclica “Laudato si” (alabado sea Dios). Esta encíclica nos invita a cuidar el planeta, a cuidar la madre tierra que estamos destruyendo. Es una llamada a cuidar la casa común, el hogar común. El Cántico no sólo tiene una dimensión religiosa como confesión de fe que es, sino que también tiene una implicación ecológica muy importante. Al contemplar todas las criaturas, y a contemplar también al ser humano en ese aspecto de la enfermedad, el pecado y la muerte, el Cántico nos invita a la reconcilicación.
¿Cómo de importante es la reconciliación en nuestros días?
En un mundo en el que son muchas las personas que están sufriendo las consecuencias de la guerra, que no es sólo la destrucción de la tierra, sino la destrucción de los seres humanos lo que se pone en juego, este Cántico es una invitación a reconstruir, a reconciliarnos con aquello que se nos ha dado. La pregunta es, “¿qué hacemos con los regalos que Dios nos hace?”, ¿nos apropiamos de ellos, los cosificamos, les sacamos beneficio a base de explotación? San Francisco nos invita a vivir de cara a la casa común, no dominándola, sino cuidándola para bien de todos, no sólo de unos cuantos.
Un Cántico con una gran implicación de fe, ecológica y social.
Así es, porque, como recuerda el papa Francisco en su encíclica “Laudato si”, los pobres son los que se llevan siempre la peor parte. En todas las catástrofes, inundaciones, problemas del cambio climático, siempre son los pobres los que se llevan la peor parte. Y lo más maravilloso de nuestro Dios es que se ha hecho humano, que se ha encarnado en la realidad, por eso estamos invitados a que nuestras opciones de fe sean unas opciones encarnadas, que podamos percibir las huellas de Dios en la historia, en la naturaleza, en las criaturas y en las personas.