NoticiaDiáconos Los diáconos y sus esposas viven su encuentro diocesano anual Publicado: 28/10/2024: 883 Seminario En la diócesis de Málaga son 21 los diáconos permanentes ordenados. El pasado sábado, 26 de octubre, ellos, junto a sus esposas, vivieron una jornada de convivencia en el Seminario Diocesano: «Una vez al año celebramos este encuentro para ponernos al día», afirma Juan Manuel Ortiz Palomo, responsable de la formación y el seguimiento del diaconado permanente en la Iglesia de Málaga. La jornada tuvo lugar durante toda la mañana, con tiempo para «trabajar y poner en común cómo va la tarea de cada uno y qué dificultades se encuentra, concluyendo la mañana con la celebración de la Eucaristía y el envío a la misión en las diversas parroquias y destinos en los que están sirviendo», añade Juan Manuel. En octubre de 2022 recibieron la ordenación siete diáconos permanentes, que hace unos días celebraban el segundo aniversario de ordenación junto al ya sacerdote Álvaro López Cardosa, quien recibió la ordenación como diácono el mismo día que ellos, y al párroco de la Asunción, Emilio López Navas, que los acompañó en ese día de fiesta. × Estos siete diáconos son Dionisio Arcos Savignac, de la parroquia de Santiago Apóstol, en Málaga; Juan Fernández Navarro, de la parroquia de Nuestra Señora del Socorro, en Casabermeja; Pedro Javier Marín Galiano, de la parroquia de Santa María de la Victoria y San Lázaro, en Málaga; Carlos Rafael Martínez Jiménez, de la parroquia de Santa Fe y Nuestra Señora del Carmen, en Los Boliches; Jesús Francisco Martínez Vives, de la parroquia Madre del Buen Consejo, en Torremolinos; Juan Muñoz Jiménez, de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario y Cristo Rey, en Málaga; y Antonio Rubio Núñez, de la parroquia de Santa María de la Victoria y San Lázaro, en Málaga. Durante el proceso formativo recibieron los ministerios laicales de lector y acólito y el rito de admisión a órdenes; firmaron, ante el Sr. Obispo y los sacerdotes que los han ido acompañando en este tiempo de formación, la profesión de fe y las promesas; y las esposas firmaron su consentimiento. ¿Qué es un diácono permanente? La palabra diácono viene del griego δіακονία (diakonνa) que se emplea unas cien veces en el Nuevo Testamento queriendo significar ministerio/ ministro unas veces y servicio/siervo en otras. El diácono se ordena al ministerio de la palabra, la liturgia y la caridad, que giran en torno a Cristo Siervo. «El diaconado permanente es una realidad que vuelve a renacer después del Concilio Vaticano II porque la Iglesia toma conciencia de que la dimensión de Cristo Siervo que se ofrece por su Iglesia se sigue haciendo presente hoy. Cristo está llamando y sigue buscando a hombres que puedan hacer presente esa función de Cristo Siervo, que en tantas ocasiones subraya el Evangelio: “no he venido a ser servido, sino a servir”. Una entrega en la caridad, en el servicio a los más necesitados, en el anuncio de la Palabra y en la preparación de la mesa de la Eucaristía», en palabras de los responsables de formación y del proceso vocacional del diaconado permanente en la Diócesis de Málaga, es «un signo de los tiempos y del Espíritu». Además de ser una llamada del Señor, existen ciertos requisitos para ser diácono permanente: «que sean hombres de equilibrio humano y espiritual, padres de vida honrada, entrega y generosidad y de verdadera unión de amor con sus esposas, pues el diaconado no anula la vocación al matrimonio, sino que sus familias son un don para la Iglesia de Málaga. Es más, el día de la firma del juramento y la profesión de fe, antes de la ordenación, las esposas también firman un consentimiento, sin el que no se puede seguir adelante. Las familias se muestran sorprendidas de la irrupción de Dios en sus vidas». La formación teológica adecuada es otro de los requisitos, «deben haber cursado al menos el Bachillerato en Ciencias Religiosas pues están llamados a ser servidores de la Palabra, de la caridad y de los sacramentos»; y también un acompañamiento espiritual. En estos requisitos no hay excepciones, sino procesos distintos pues «no se trata solo de una formación, sino de una vocación. Los diáconos permanentes no son sacerdotes de segundo orden, ni unos súper laicos, son una bendición de Dios que se está queriendo hacer presente en la Iglesia de Málaga como Siervo de Dios». Normas básicas para la admisión al diaconado permanente Al pensar en el Diaconado Permanente para nuestra diócesis de Málaga, hay varios elementos indispensables a tener en cuenta, siendo estos fundamentales: Concilio Vaticano II: LG 29, Los diáconos. La experiencia de Diaconado Permanente en esta diócesis donde, por Decreto firmado por el entonces Obispo D. Ramón Buxarrais y publicado en el Boletín Oficial, el 23 de abril de 1981, fue establecido. Experiencia de los propios Diáconos Permanentes, del Sr. Obispo y de los sacerdotes y comunidades donde han venido y vienen realizando su tarea pastoral. El Decreto y el Reglamento para la Comisión Diocesana para el Diaconado, firmado por D. Fernando Sebastián Aguilar, Arzobispo Administrador Apostólico, de 8 de noviembre de 1992. Las últimas Normas Básicas para la Formación de los Diáconos Permanentes en las Diócesis Españolas, de la Conferencia Episcopal, LXXIII Asamblea Plenaria, de 14 de abril de 2000. Fundamentalmente, por ellas nos regimos. En ellas se trata de: Teología del Diaconado, Vocación al Diaconado y Requisitos para el Discernimiento, Formación de los Diáconos y Misión Pastoral Concreción en nuestra diócesis Teniendo en cuenta lo anterior y partiendo de ello, para nuestra diócesis se resume en los siguientes puntos: Elementos básicos Edad apropiada (NBCEE, 19). Entre 35 y 60 años. No más jóvenes: falta experiencia de vida matrimonial y familiar. No mayores: ya está la vida orientada y decidida. Situación personal. Salud física y psíquica bien probada y que pueda facilitar la tarea que se le encomendare de servicio a una parroquia. Ser persona de digna madurez humana en cuanto a responsabilidad, equilibrio, buen criterio, capacidad de diálogo… Y con la práctica habitual de las virtudes evangélicas: oración, piedad, sentido de iglesia, buena integración y cariño en la iglesia diocesana, espíritu de pobreza y obediencia, celo apostólico, disponibilidad, amor a los hermanos... (NBCEE, 14). Medios de vida suficientes (NBCEE, 22). Situación familiar. Si se es casado o viudo, haya una situación familiar bien llevada. De buen ejemplo público, tanto en el presente como en el pasado. Para el esposo seguir el camino del Diaconado, la esposa ha de estar plenamente de acuerdo, y estar dotada de aquellas virtudes y cualidades cristianas y humanas que no sólo no supongan impedimento al ministerio que ha de desempeñar el marido, sino que lo facilite, mediante su colaboración (NBCEE, 20). En relación a los hijos, ser modelo de buen padre. Y tener la situación de ellos correctamente orientada. La educación de los hijos será ejemplar y deberá existir un auténtico testimonio de hogar cristiano (NBCEE, 20). Igualmente que la esposa, también los hijos han de aceptar y apoyar la vocación diaconal del candidato (NBCEE, 18 y 20). Dimensión creyente. Ser hombre de años ya de vida cristiana ejemplar y manifiesta, viviendo el Evangelio según los criterios de la iglesia de hoy, y los criterios concretos y prácticos que nos pide la iglesia particular de Málaga. Con talante y estilo de buen pastor, ya que ha de acompañar y servir a una comunidad en aquello que se le encomiende. Dimensión parroquial. Participación habitual y bien asimilada, por sí mismo y por los demás, en la vida de la parroquia en la que colabora. Estar bien integrado y sirviendo adecuadamente en las tareas que haya en la parroquia o movimiento. Para ello, destaque en capacidad de escucha, de servicio humilde, de entrega constante, de buena relación con el párroco y con los miembros de la comunidad parroquial… Es vocación personal. Pero el párroco y la comunidad parroquial han de informar positivamente. Dimensión política. Los diáconos deben permanecer al margen de toda actividad de partido. Solamente, con permiso del Obispo, pueden desarrollar algún tipo de actividad sindical (NBCEE, 24). Solicitud para ser diácono Solicitud personal al Señor Obispo, exponiéndole las razones por las que se desea ser admitido al Diaconado Permanente. Esta solicitud ha de estar acompañada por el consentimiento de la esposa, si se es casado. En la solicitud, indicar cómo se encuentra el candidato en los “Elementos básicos” anteriormente dichos. Solicitud que ha de ser avalada, por escrito, por el párroco de la parroquia donde se está inserto, y por personas que le conozcan. Proceso de discernimiento vocacional (NBCEE,15-24) La persona que desee prepararse para el Diaconado, antes de considerarse y ser considerado como candidato, deberá seguir un proceso de discernimiento vocacional, que durará el tiempo que sea necesario. De por sí, compete hacerlo al Obispo diocesano, que tendrá en cuenta la idoneidad del solicitante y la necesidad de este ministerio en la diócesis (NBCEE, 17) y delegará para el discernimiento en la persona o personas que él considere. Pasado un tiempo oportuno, esta persona o personas encargadas de acompañar el discernimiento vocacional, harán al Sr. Obispo el informe que crean acertado. Formación de los candidatos (NBCEE, 25-51 y 59-65) La formación abarca, lógicamente, las dimensiones humana, espiritual, intelectual y pastoral. Todas ellas se han de tener en cuenta y llevarse a cabo con la máxima dignidad y preparación (NBCEE, 45). En cuanto a los estudios requeridos: Tener buena capacidad intelectual. Con los estudios de COU o el equivalente, como básico. A partir de eso, como formación doctrinal o teológica, realizar y aprobar los tres años de Diplomatura del Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Mejor si en dicho Instituto, o en centro similar, se cursan los cinco años de Ciencias Religiosas. En todo caso, seguir un plan que abarque el elenco fundamental de la Teología, más las materias necesarias de Homilética, Liturgia, Planificación Pastoral, etc. necesarias luego en la tarea ordinaria de una parroquia. Promoción al diaconado A lo largo del proceso, van recibiendo los ministerios de lector y acólito y el rito de admisión. Cuando el candidato ha realizado su proceso de discernimiento, y ha cubierto su tiempo de formación, después de haberlo pensado maduramente ante el Señor, y con el consejo de quienes lo han acompañado, pedirá al Obispo diocesano ser ordenado diácono. El Obispo realizará las consultas que considere necesarias antes de admitirlo a dicha ordenación. Entre esas consultas estarán los informes solicitados al párroco de donde proviene, al párroco de donde ha colaborado en estos años de formación y a los miembros que el Obispo crea oportuno de la comunidad cristiana.