NoticiaMigraciones Ablaye ya ha podido abrazar a su hijo Publicado: 17/11/2022: 21116 Vida La Iglesia Católica, la sociedad civil, profesionales y administración se han unido para conseguir que el hijo de este enfermo terminal pueda viajar desde Senegal para acompañar a su padre. El abrazo entre ellos se produjo el lunes 21 de noviembre en el Hospital Costa del Sol. Su historia ha conmovido el corazón de muchas personas que se han dejado tocar por su situación, que han experimentado la misericordia y han luchado por conseguir traer a su hijo hasta aquí para acompañarlo en la última fase de su enfermedad. Pilar Gallardo: «si trabajamos juntos y dejamos que nos duela, podemos conseguir cambiar las cosas que son injustas» La historia de Ablaye Mboup ha llegado a convertirse en una historia de lucha y trabajo en red que ha superado todas las expectativas. Este senegalés de 60 años sufre una enfermedad rara y progresiva que no tiene cura, hipertensión arterial pulmonar, y que afecta a unas 15 de cada millón de personas. Él se encuentra en la fase final, recibiendo cuidados paliativos en Marbella. Vino a España en 2008, y gracias a su trabajo ha conseguido sostener a su familia, que permanece en Senegal. Ha dado estudios a sus tres hijos trabajando en una cocina, en un locutorio… en todo aquello que le ha dado la oportunidad de salir adelante. Sin embargo, una historia común de un extranjero cualquiera no habría sido noticia. Pero sí lo ha sido la de Ablaye. Su sufrimiento ha conmovido el corazón de muchas personas que se han dejado tocar por su situación, que han experimentado la misericordia y han luchado por conseguir traer a su hijo hasta aquí para acompañarlo en la última fase de su enfermedad. La Delegación de Migraciones de Málaga, a través de su delegada Pilar Gallardo Quero, conoció el caso de Ablaye gracias al trabajo comprometido de Juan Cano, periodista de Diario Sur. Ingresado en el Hospital Costa del Sol de Marbella para recibir cuidados paliativos, lo único que este hombre desea es que dejen viajar a su hijo mayor para que le acompañe en estos momentos. Los miembros de la Delegación Diocesana de Migraciones se sintieron interpelados por ello y se pusieron en marcha. En ese proceso, se han levantado cientos de barreras burocráticas, pero ni una sola lo suficientemente alta para que la voluntad de las personas no lograra traspasarla. El primer eslabón de esta cadena es el médico que atiende a Ablaye desde que se le diagnosticó la enfermedad: Rafael Bravo, cardiólogo del Hospital Costa del Sol. «És mi ángel, mi protector —cuenta el enfermo—. Está haciéndolo todo para ayudarme a vivir. Nunca en mi vida he visto a nadie como él. Podía haber dicho: “total, es un extranjero…” Pero todo lo contrario. Hasta lo que quiero comer, me lo trae. Solo puedo decirle gracias y que Dios le bendiga, a él y a todos en el hospital, los que se han comprometido conmigo». Rafael ha removido, ciertamente, el cielo y la tierra para lograr que Cheik viaje para acompañar a su padre. Ha acudido a todos los lugares y personas que podían ayudarle. Ha llamado innumerables veces al consulado, ha luchado por conseguir apoyos que lograran el visado para que el hijo de Ablaye pudiera venir en esta situación de emergencia y su empeño ha acabado contagiando a muchos, haciendo saltar la chispa de la fraternidad. Con él, han hecho suya la lucha de Ablaye el enfermero Pablo Guardado, que ha conseguido ya más de 60.000 firmas a través de una plataforma; la Asociación de Personas con Hipertensión Arterial Pulmonar, involucrada hasta hacer partícipe a la Casa Real; la Dirección General de Migraciones del Ministerio de Inclusión y la Dirección General de Asuntos Consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España y, también, la Iglesia católica a través de la Diócesis de Málaga, su vicaría para la Acción Socio Caritativa y la Delegación de Migraciones y la Conferencia Episcopal Española, a través de su departamento de Migraciones , que ha logrado salvar el último obstáculo. Muchas de las personas que han intervenido "no podían hacer nada" en apariencia, pero lo hicieron. Muchos han escuchado hasta la saciedad que "las cosas son así y no se pueden cambiar", pero lo intentaron. Y la voluntad, el esfuerzo y la oración han dado sus frutos. Con Ablaye se ha puesto en marcha un engranaje de solidaridad que ha logrado su objetivo. Se espera que el día 20 de noviembre, el hijo de Ablaye llegue a España. Ante esta noticia, su padre confesaba a Diócesismálaga días antes de la llegada de su hijo: «Me da mucha alegría, estoy muy contento porque sin nadie a mi lado, sin mi familia, me habría sentido solo. Si mi hijo llega, mi vida cambiará». Pilar Gallardo, delegada de Migraciones, ha manifestado la implicación de la Conferencia Episcopal Española en este caso y afirma que, «desde la delegación de Málaga, en un principio, vimos la necesidad urgente de acompañarlo, de que no estuviera solo, pero luego comprendimos que, si nos comprometemos todos, si trabajamos juntos y dejamos que nos duela, podemos conseguir cambiar las cosas que son injustas, las situaciones que merecen ser denunciadas». Así, trabajaron juntos el departamento de migraciones de la CEE junto con la dirección general del Ministerio de Inclusión y ésta a su vez con la dirección general de Asuntos Consulares hasta lograrlo. Ablaye solo tiene palabras de agradecimiento: «Nunca me he sentido extranjero aquí. Quiero agradecer a todos su cariño y decirles a los españoles que son mi familia, mi segunda familia»