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San José, ejemplo de fe para los tiempos del coronavirus

Publicado: 19/03/2020: 15080

CRISIS CORONAVIRUS

José no es un personaje bíblico espectacular. Todo lo contrario, su existencia se desarrolla en la discreción y en el anonimato. Apenas sabemos nada de él.

Es bonito y fácil creer cuando todo va bien, pero cuando las cosas nos van bien, ¿qué lugar ocupa la fe? José es un hombre de profunda vida interior, de profundidad interior grande que le lleva a hablar el lenguaje de la bondad.

Sabemos que aceptó la voluntad de Dios en su vida, que dudó de aceptar a María como esposa cuando se enteró que se había quedado embarazada y él no era el padre y que igual que entra en la historia desaparece: sin hacer ruido y sin apenas mención en los evangelios. 

Su vida es fidelidad en toda regla pero silenciosa. Su vida solamente desde esta perspectiva se puede entender. 

José es ante todo un hombre de fe. Junto a María son los primeros creyentes del Nuevo Testamento.  Su testimonio es de una gran importancia. Máxime cuando la fe y el silencio son valores que son buenos redescubrir con toda la fuerza inusitada que tiene. Y más en estos tiempos de aislamiento a causa del coronavirus:  la fe en un Dios muchas veces incomprensible para la razón y el silencio.

La gran virtud de José es la fe, una fe auténtica que es respuesta fiel, valiente y generosa a la llamada de Dios.  Quizá nosotros deberíamos preguntarnos, si nuestra fe es sólo creer en que algo debe existir o supone realmente una implicación en la vida.  Si por la fe somos capaces de hacer o deshacer.  

La fe en José es una fe fuerte que se solidifica en la oscuridad y en la prueba.  Es bonito y fácil creer cuando todo va bien, pero cuando las cosas no van bien, ¿qué lugar ocupa la fe?  José en ese sentido, es un hombre de profunda vida interior, de profundidad interior grande; esta característica de su personalidad le lleva a hablar el lenguaje de la bondad. Por eso cuesta mucho trabajo creer, mirando a José, que haya quien dice que tiene mucha fe y luego sea mala persona.  La fe y la maldad son incompatibles.  Decir que se cree en un Dios que es amor y luego ser malo es algo tan absurdo como miserable. 

José, nos lo dice expresamente el Evangelio, fue un hombre justo, bueno.  Y bueno, en sentido bíblico, significa sincero, noble, fiel generoso, cumplidor de su deber y trabajador honrado.

Rvdo. D. Rafael J. Pérez Pallarés

 

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