El secretario de Estado de Su Santidad, Cardenal Pietro Parolin, explica así la emergencia humanitaria que existe en Ucrania:

«El conflicto armado en Ucrania oriental comenzó en la primavera de 2014 y, no obstante el alto al fuego de septiembre de 2015, aún perdura, con víctimas causadas sobre todo por la enorme cantidad de minas no eliminadas y los incesantes ataques de artillería. El número de muertos confirmados gira en torno a los 9.000, a los que agregan dispersos y prisioneros, a menudo ilegalmente detenidos. La situación de inestabilidad, la perenne amenaza armada y la consecuente propagación de bandas armadas sin control, exponen a la población a graves dificultades, no sólo dentro de los territorios directamente afectados, sino en todo el país. El cuadro ha empeorado debido a la situación general, sometida a una elevada inflación, que reduce drásticamente el poder adquisitivo. Más de 800.000 personas tienen urgente necesidad de alimentos. Los desplazados internos son más de un millón y medio.

En las zonas más directamente afectadas por la guerra, las mayores necesidaes están en el sector sanitario: más de 120 centros sanitarios han sido dañados o destruidos. Un riesgo especial corren las mujeres embarazadas y las que están para dar a luz, mientras que el peligro de la difusión del SIDA y de la tuberculosis es muy alto. Hacen falta anestésicos y las intervenciones quirúrgicas son frencuentemente llevadas a cabo sin anestesia. En los lugares donde aún es posible encontrar algunos medicamentos (muchas farmacias han cerrado, su precio ha alcanzado niveles prohibitivos.

En las regiones más afectadas por el conflicto residen actualmente, con grandes dificultades, alrededor de tres millones de personas, la mayor parte de las cuales son ancianos, que no han podido abandonar las zonas de combate.

Por lo que se refiere a las viviendas, han sido dañadas entre 12.000 y 15.000, mientras que más de 1.000 han sido completamente destruidas. La situación será particularmente dramática en otoño e invierno, a causa de las rígidas temperaturas. 

Un gran número de niños no puede ir a la escuela. Unos 200.000 han encontrado refugio en las regiones de Ucrania, situadas fuera de las árezas azotadas por el conflicto. Por lo tanto, un niño de cada cuatro es un desplazado. Muchos han sido afectados por graves formas de traumas psicológicos, por las violencias de las que han sido testigos o que han experimentado. Algunos han perdido hasta la capacidad de leer y escribir.

El estado de conflicto constituye la principal dificultad en la búsqueda de una solución a la crisis humanitaria. En particular, están en vigor limitaciones a la importación de bienes de consumo, incluidos los medicamentos, así como inmensas dificultades para la llegada de las ayudas internacionales a los territorios más afectados. 

Frente a estos enormes problemas, la población reacciona con una extraordinaria capacidad de resistencia. La red de ayuda que mejor funciona en el territorio es la constituida por las confesiones religiosas. Entre éstas, la católica, que en Ucrania constituye alrededor del 10% de la población y representa una pequeña minoría en el área más castigada. Están totalmente movilizados para asistir a los necesitados, sin poder hacer frente a la magnitud de las necesidades más urgentes.

La Santa Sede está preparando al respecto intervenciones específicas en beneficio de toda la población, sin distinción de pertenencia religiosa o confesional, con el objetivo de ayudar en la emergencia humanitaria, especialmente en las áreas más críticas. Para esto, está en preparación un mecanismo para la recopilación y selección de proyectos para financiar, a través de una especial Comisión in loco, encargada de examinarlos. El Pontificio Consejo "Cor Unum" se ocupará de aprobar y evaluar la gestión técnica de los fondos, de la cual se presentarán oportunos informes».

Campaña "Con el Papa por Ucrania"

El viernes día 15 de abril, se presentó la campaña Con el Papa por Ucrania, organizada por CEE, CONFER, Cáritas, Ayuda a la Iglesia Necesitada y Manos Unidas, en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Intervinieron José Mª Gil Tamayo, secretario general y portavoz de la CEE e Ivan Lypka, capellán greco-católico ucraniano en Madrid. También han estado presentea; Julia García Monge, Secretaria General de CONFER; Rafael del Río, presidente de Cáritas; Ricardo Loy, Secretario General de Manos Unidas y Javier Menéndez Ros, Director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

En el siguiente vídeo se explica la campaña:

"Las personas que sufren tienen un lugar preferencial para el Papa y para la Iglesia, y esta campaña es un hecho concreto", aserguró Gil Tamayo, quien también destacó que la ayuda que se enviará a través de la Santa Sede "es en clave humanitaria, con un sentido cristiano, sin intereses geoestratégicos". El conflicto en el este de Ucrania, que sigue activo después de dos años, ha dejado 10.000 muertos, más de 20.000 heridos y 1,6 millones de desplazados internos.

Por su parte, el sacerdote p. Iván Lypka, capellán ucraniano en Madrid, explicó que existe una gran necesidad de alimentos y medicamentos en las zonas de Donetsk y Lugansk. Y agradeció, en nombre de la Iglesia ucraniana, la llamada de ayuda del Santo Padre y ha destacado que están desarrollando una labor humanitaria desbordante abierta a todos.

Javier Menéndez Ros, Director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), agradeció al papa Francisco que hable de países olvidados como Ucrania, país de ayuda prioritaria para AIN "que sostiene más de 200 proyectos al año de construcción o reconstrucción de iglesias, sostenimiento de sacerdotes y religiosas, formación de seminaristas y novicias, medios de comunicación, vehículos y ayuda de emergencia". En 2015, AIN ha enviado ayuda a Ucrania por un total de 6,2 millones de euros.