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La fe va de feria en feria

Publicado: 04/09/2012: 1168

Son muchos los cristianos que se ganan la vida llevando alegría a los demás. Es el caso de muchos feriantes que con sus atracciones viajan de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad durante gran parte del año.

Su vida va sobre ruedas y esto les impide acudir a misa con asiduidad o celebrar los sacramentos en la parroquia a la que pertenecen. Para estos casos la Iglesia también tiene respuesta: la de sacerdotes que se acercan a los recintos feriales para ofrecer sus servicios y ponerse a su disposición.  Sus vidas van por pueblos, de feria en feria. Una dura tarea a la que se acostumbran porque muchos de ellos tras generaciones lo llevan en la sangre. Es el caso de la cordobesa Josefa Estévez. Entre otras ferias, lleva más de veinte años acudiendo a la de Málaga y otros pueblos de la provincia con su atracción. Aunque aprovecha las estancias en su ciudad natal para acercarse a su parroquia, la de Jesús Divino Obrero, agradece que durante su itinerancia por los distintos recintos feriales de Andalucía se acerque un cura. «A mí me gusta que venga el padre cuando estamos en los campamentos de las ferias, porque no podemos acudir con asiduidad a nuestra parroquia y esto nos da mucha paz y tranquilidad», afirma contundente Josefa.

Pero Josefa no viaja sola. Lo hace con hasta seis miembros más de su familia en una caravana de tan sólo cinco metros con la que cada año puede llegar a recorrer hasta nueve mil kilómetros. Todos ellos, la familia Medina Estévez, viven su fe de una forma muy intensa al asegurar que «Dios está en todas partes. Eso seguro, segurísimo. No hay que dudarlo. A mí al menos me ha demostrado muchas veces que está ahí», apostilla mientras sostiene en sus brazos a Daniela, una nieta de pocos meses a la que considera «el mejor regalo que me ha dado Dios». Dice que en su caravana siempre hay sitio para Dios porque «nos encomendamos a Él continuamente. Hay que tener en cuenta que hacemos muchísimos kilómetros y aunque no podemos ir mucho a la iglesia sentimos que hay algo grande».
Aliviados y apoyados

En su periplo por las ferias andaluzas sienten la presencia de la Iglesia. Al menos así lo manifiestan cuando ven acercarse a algún sacerdote por los recintos feriales. «Nos sentimos aliviados y apoyados», asegura Josefa. Así también lo percibe el sacerdote Sergio Ferrero, que tras 15 años compartiendo experiencias con los feriantes resalta que «veo cómo se sienten atendidos, que son importantes para la Iglesia. Arrastran en su itinerancia una conciencia de un poco de abandono, por eso nos acercamos y les decimos aquí está la Iglesia, ¿qué necesitáis?»

Fuerzas para continuar

Los malagueños Jorge Fernández y su mujer Beatriz Losada trabajan en una tómbola con 50 años de andadura a sus espaldas. La han heredado del padre de Jorge. Con ella se ganan la vida viajando durante seis meses al año por toda Andalucía. Aseguran que su fe está muy presente «e incluso más que en el resto de personas», matiza Jorge, que lo achaca al hecho de que «no podemos asistir a la iglesia con tanta frecuencia como nos gustaría, así que continuamente le pedimos que nos dé fuerzas y que nos ayude a continuar. Sólo por eso Dios está mucho más presente en nosotros».

Jorge, Beatriz, Josefa y sus familias son testigos directos y el claro ejemplo de que Dios también viaja en caravana. 

Autor: Inmaculada Prieto

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