Carta a los Hermanos Mayores de las Cofradías de Semana Santa sobre su intervención en el Pregón de este año (1976)

Publicado: 10/08/2012: 1842

Distinguidos Sres. Hermanos Mayores y estimados amigos:

Recordarán Vdes. que, hace ya un par de meses, les prometí con­testar la carta que me leyeron, comentaron y firmaron todos, el día 6 del pasado mes de Abril, como respuesta a mis palabras al final del Pregón de Semana Santa y a algunas declaraciones mías hechas a periodistas sobre el mismo contenido.

Para estas líneas pido la misma discreción y confidencia que Vdes. y yo dimos a su escrito.

Estudié detenidamente el contenido de su carta. Podríamos entrar ahora en un juego dialéctico de conceptos, matices e interpretaciones. Sin embargo, prefiero contestarles a través de hechos concretos que, como sabrán comprender, tienen su significado.

Deferencia

Así como Vdes. fueron los primeros en escuchar mi invitación y propósito ante la difícil situación laboral por la que todavía nos hallamos, quiero también que sean Vdes. los primeros en saber cuál será la colabo­ración concreta que la Diócesis aportará.

Las posibilidades de la Diócesis

Pero, antes, me permito decirles que la noticia difundida, no sé con qué intención, de que la Diócesis de Málaga disfrutaba de una pingüe cobertura económica, es totalmente falsa. Alguien dio cifras desorbitantes.

Les doy autorización, como personas que me merecen toda con­fianza, a ver los libros de cuentas del Obispado. El Sr. Administrador Diocesano, Dn. José Miranda, se los facilitará. Asimismo, él les responde­rá a cualquiera de las preguntas que, sobre los bienes de la Diócesis, pue­dan hacerle.

Mi promesa

Con relación a la aportación concreta que hará la Diócesis para po­ner su granito de arena frente al problema del paro, y una vez tengamos el consentimiento de Roma (que esperamos no tarde en llegar), se han dado los siguientes pasos:

a) En primer lugar se creó una Comisión Provisional, compuesta por cinco seglares y dos sacerdotes, para estudiar los bienes de la Dióce­sis.

b) Hecho el estudio, se pasó a ver de qué bienes podríamos des­prendernos sin faltar a la justicia de cara a nuestro personal y a los com­promisos adquiridos.

Como botón de muestra les diré que el Obispado tiene más de cin­cuenta millones de deuda, en calidad de préstamos en Cajas de Ahorros y Entidades Bancarias, a fin de hacer frente a la compra de terrenos para construir nuevas iglesias y casas parroquiales y reparar otras.

c) Teniendo en cuenta el punto anterior, se vio que el Obispado sólo podría desprenderse de la finca «Colichet», situada cerca de Churriana, y de una extensión aproximada de diecisiete hectáreas. Está valorada en unos treinta millones de pesetas aproximadamente.

d) Se han establecido contactos con varias Empresas de Madrid, Bilbao y Barcelona. Algunas han demostrado cierto interés; pero la situa­ción económica nacional les hace vacilar.

También nos hemos puesto en contacto con el Ministerio de Indus­tria, con cuyo Sr. Subsecretario, Dn. Rafael Orbe Cano, mantuve una importante conversación telefónica hace unos días.

e) Sin embargo, la Comisión Provisional se inclina hacia la creación de un Patronato que, una vez vendida la finca, distribuya de una manera seria y eficaz los fondos a favor de las catorce cooperativas ya existentes en nuestra Provincia, y que actualmente suponen más de ochocientos puestos de trabajo. Con este capital se potenciarían las cooperativas, se les daría una cierta autonomía, se evitarían los intermediarios y se benefi­ciarían los ochocientos cooperativistas. Con este apoyo económico es pre­visible el aumento de los mismos hasta los mil doscientos.

Me ha parecido oportuno que Vdes., Hermanos Mayores de las Cofradías y Hermandades, fueran los primeros en conocer las gestiones hechas, ya que también fueron los primeros en conocer mi determina­ción, expuesta con motivo del Pregón de Semana Santa.

Una vez la Diócesis haya dado el primer paso en este sentido, pedi­ré la colaboración de parroquias, movimientos, asociaciones y cofradías, así como la de particulares para aunar esfuerzos por el bien común de la Provincia.

Interés pastoral por las Cofradías

Y ahora me permito pasar a otro punto.

Hay entre Vdes. quien ha dudado de mi justo aprecio y valoración para con las Cofradías que presiden. Es cierto que, como Pastor de la Diócesis, deseo y pido al Señor unas Cofradías cada día más evangélicas, como se lo pido para las parroquias, movimientos apostólicos y asocia­ciones.

Estoy dispuesto, como Pastor de la Iglesia de Málaga, a seguir cola­borando tenazmente para que tanto Vdes. como los Sres. Cofrades sigan adquiriendo una formación cristiana más perfecta, que sea el móvil de sus vidas. Al mismo tiempo, continuaré estando a su lado para que jun­tos comprendamos mejor cuál es la misión y lugar de las Cofradías en la vida de la Comunidad Diocesana.

Pero, para que les conste una vez más mi aprecio e interés a favor de las Cofradías, y sin ánimo de hacer ostentación, sino de dar pruebas de cariño e interés por todas ellas, me permito darles a conocer una reali­dad presente y un futuro próximo.

Se trata de la ayuda que, a pesar de sus escasos medios, el Obispado ha aportado a favor de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Cautivo. Los Hermanos Mayores Don Francisco Triviño y Don Federico del Alcázar les pueden dar detalles. Esta es una pequeña, pero significativa, realidad pre­sente.

Y en cuanto a otro quehacer futuro inmediato a favor de las Cofra­días, el Obispado, estudiados los detalles concernientes a los edificios de la actual Iglesia de San Julián y sus anejos, está dispuesto a cederlos a la Agrupación, donde Vdes. podrán tener locales de reunión, exposiciones, culto,... Esta cesión se haría en unas condiciones beneficiosas a las mis­mas Cofradías, y se llevaría a cabo previa permuta consistente en colabo­rar en la adaptación del Museo Diocesano en la primera planta del actual edificio del Obispado.

Termino perdonando de corazón a todos aquellos que, con motivo de mi decisión pastoral, me mal interpretaron y hasta ofendieron.

Les bendigo en nombre del Señor,

Málaga, 3 de Julio de 1976. 

Autor: Mons. Ramón Buxarráis

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