En estos momentos en los que Portugal está pasando un momento gravisimo económico Benedicto XVI viene a darles la confianza y también hacerles pensar para que no olviden las raices cristianas que hicieron grande Portugal.
 

 2.- ¿Qué diferencia cree que existe entre la visita de Juan Pablo II y la de Benedicto XVI a Fátima?

Juan Pablo II vino a Fátima como un peregrino agradecido por la intervención de la Virgen en el atentado de la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981, queriendo traer la bala del atentado para que quedara engarzada entre las piedras preciosas. Volvió porque siempre estuvo muy vinculado a Fátima y en el año 2000 para que se conociera el tercer secreto al que había encomendado su examen teólogico al cardenal Ratzinger.

Benedicto XVI viene con todos estos antecedentes. Por eso los discursos han evocado a Juan Pablo II en la capilla de las apariciones  y viene en el décimo aniversario de la aparicion de los pastores. La diferencia está en la persona, Benedicto XVI es un gran teólogo y escritor  y ha transmitido con una profundidad y belleza los deseos, aspiraciones y el amor a la Virgen.
 

  3.- Como periodista que ha seguido todos los viajes papales, cuéntenos alguna anécdota que recuerde gratamente

De Juan Pablo II me emocionó muchisimo la capacidad de rezar que tenía. Cuando estabamos en Zaire en un viaje apostólico, coincidimos que salíamos juntos y vino a felicitarme porque era mi santo. Por la noche cuando el Papa salía de la capilla de rezar y yo de ultimar las noticias, me lo encuentro agotado y me dice: “hija todavía trabajando por mi culpa, perdóname”. Este es un recuerdo que no olvidaré nunca.

 

De Benedicto XVI recuerdo con admiracion como le conquistó España en Valencia en el Encuentro Mundial con las familias. En esos días Valencia se escribió con B de Benedicto y Benedicto con V de Valencia.
 

 4.- ¿Cómo ve a la Iglesia hoy día?

Es un momento difícil y dramático el que está pasando la Iglesia, pero como ha dicho el Papa es necesario que la Iglesia haga un exámen de conciencia y necesita absolutamente purificarse. No se puede tener, como se ha tenido durante años una Iglesia a la carta, ha llegado la hora de, si es necesario, volver a la Iglesia primitiva.