¡Qué gran actualidad! José, María y Jesús se ven obligados como tantos otros, como miles de personas a huir de su tierra y de su hogar. Pensar que esto pasó hace más de dos mil años es un error. Hoy la Sagrada Familia sigue huyendo. 

Se ve obligada a salir de su tierra en todas las familias que huyen de las guerras y de la violencia en Gaza, en Israel, en todo Oriente, en África, en nuestra Europa, en América. Nos ponemos en el lugar de ellos. Quizá también tú has tenido que salir de tu tierra, de los tuyos y de tu hogar. No podemos montar el Belén sin acordarnos del drama de nuestros hermanos que huyen de su hogar. Si la Sagrada Familia no deja solos a ninguno de los que huyen de su hogar, si están sufriendo con ellos ¿qué podríamos hacer nosotros? Podríamos pasar al menos por tener más sensibilidad hacia los que sufren esta realidad. Transformemos esta sensibilidad en acogida y así “las nuevas sagradas familias” encontrarán hogar, calor y abrigo. Nuestro Belén es verdadero Belén si es solidario. Si la tradición no se convierte en acción, nos deja adormecidos y sin pasión