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¿Y si por una sola noche abrieras tus puertas?

Publicado: 14/04/2015: 11252

El Colegio María Inmaculada de Antequera celebró el viernes 10 de abril la “V Edición de Puertas Abiertas” para jóvenes. Esta vez, con el nombre “Enciende una luz”. Una gran experiencia de encuentro con el Señor y de Nueva Evangelización

Viernes, 22:30 horas. Un monumento de luz hace un llamamiento a los jóvenes y estos acuden a su llamada. La noche antequerana queda eclipsada por una luz tan potente que compite incluso con la de la propia luna. Una estampa impactante, sin duda. Más cuando una zona tan oscura en ocasiones como es la del botellón, queda cubierta también por esa luz proveniente de la iglesia del Colegio María Inmaculada. La «V Edición de Puertas Abiertas» había comenzado.

Jóvenes a partir de 3º de ESO salen a la calle con la intención de evangelizar a sus coetáneos. El nombre de la actividad es ‘Enciende una luz’, por lo que los jóvenes van acompañados únicamente por una vela. Una explicación literal que no puede hacernos obviar el enorme sentido figurado que encierra tanto el nombre como la actividad en sí. Abrir las puertas de la iglesia, del corazón, de la oración, de la Gracia, etc. a los de afuera. Ese es el verdadero objetivo de una celebración que no es una jornada de puertas abiertas, sino una noche que consiste en abrir puertas.

Dos horas después, las puertas de la iglesia se cierran. ‘Enciende una luz’ ha terminado. La noche, por contra, acaba de empezar. Tanto los evangelizados como los evangelizadores se disponen a realizar una serie de actividades lúdicas que durarán hasta que el cuerpo aguante. La yincana, el karaoke y el vídeofórum son las más demandadas. La primera les muestra la cantidad de escondites que hay en el interior de la iglesia y, sobre todo, el poder del trabajo en equipo. El karaoke provoca carcajadas a tutiplén, algún que otro ‘gallo’ e incluso sorprende con actuaciones más propias de artistas que de un grupo de aficionados. Por último, el video-fórum es la excusa perfecta para las primeras ‘cabezadas’ entre los participantes. La noche había finalizado.

No hubo mucho tiempo para el descanso. A las 7 de la mañana comenzó la Misa y nadie siguió durmiendo a pesar del cansancio. El sueño envolvía a los jóvenes, pero había algo más fuerte que tenían todos ellos en común: la felicidad que emanaba de sus caras. Festejar esa celebración junto a las personas con las que habían compartido tantos buenos momentos durante esa noche era el mayor de los regalos. El epílogo fue un desayuno que ejerció de fin de fiestas. La luz, en cambio, sigue en cada uno de sus corazones.

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