DiócesisOtros escritos

Ante la celebración del Mater Dei organizado por la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga

Publicado: 27/09/2013: 3679

Con motivo del Año de la Fe celebramos en Málaga un acto cofrade, promovido por la Agrupación de Cofradías de Pasión. Es una ocasión propicia para reflexionar sobre nuestra actitud de fe y sobre el lugar que ocupa Dios en nuestra vida. 

El camino de fe del cristiano tiene un hermoso modelo: la Santísima Virgen María. Ella, en una actitud de escucha atenta y obediente, acogió la palabra del ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios (cf. Lc 1, 38). El ángel al saludar a María, la llamó “llena de gracia” (cf. Lc ). Como nos recordaba el papa Benedicto XVI: “La fuente de la alegría de María es la gracia, la comunión con Dios. Ella es la criatura que, mediante su actitud de escucha de la palabra y su obediencia de la fe, ha abierto de modo único las puertas a su Creador. Como Abrahán, también María se fía plenamente de la divina palabra, convirtiéndose en modelo y madre de todos los creyentes. 

Pero, al igual que el Patriarca, la fe de la Virgen Santísima incluye un elemento de oscuridad. Ella debe renovar continuamente el “sí” dado en la anunciación, su sí a la voluntad de Dios hasta el momento de la cruz. Esta fe firme de María ha sido posible por su actitud constante de diálogo íntimo con la palabra de Dios, por su humildad profunda y obediente que acepta incluso lo que no comprende de la acción de Dios, dejando que sea Él quien le abra la mente y el corazón” (Benedicto XVI, Audiencia general, 19.12.2012). 

Con la misma fe María siguió aceptando la voluntad divina en todos los momentos de la vida de su Hijo, hasta permanecer junto a él en el Calvario (cf. Jn 19, 25-27). “Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cf. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14; 2, 1-4)” (Benedicto XVI, Porta fidei, 13). 

Pero debemos tener presente que el centro, objeto y fundamento de nuestra fe es Cristo Jesús, el único Mediador entre Dios y los hombres; el único Camino, para ir a Dios y a los hermanos; la única Verdad, que nos revela el misterio de Dios y nuestro propio misterio; el único origen, sentido y meta de nuestra vida; la verdadera Vida, que Dios nos otorga en el tiempo y en eternidad. Nuestra devoción a María es auténtica cuando realmente nos conduce a la fe en Cristo y cuando descubrimos en Ella, la primera discípula, el modelo perfecto de imitación y seguimiento de Jesús. Ella es modelo de fe para el cristiano. 

La aceptación de la voluntad de Dios por parte de María es total; pero no está exenta de misterio y de dificultades. El anciano Simeón le vaticinó que una espada de dolor le traspasaría el alma (cf. Lc. 2,35). 

Los grandes creyentes, patriarcas, profetas y santos, han vivido momentos de alegría, pero también de oscuridad, de vacilación, de duda. El camino de fe no es diferente para cada uno de nosotros; también nosotros encontramos momentos de luz y de oscuridad, de alegría y de dolor. Cuanto más nos abrimos a Dios y aceptamos su voluntad en nuestras vidas, tanto más nos hace capaces de vivir cada situación desde la paz y la dulzura de su amor. 

La celebración cofrade “Mater Dei”, que la Agrupación de Cofradías nos ofrece, con motivo del Año de la Fe, sea una hermosa ocasión para robustecer más nuestra actitud de fe y nuestro amor a Dios y a los hermanos.

Málaga, 15 de agosto de 2013, Asunción de la Virgen María.

+ Jesús Catalá, Obispo de Málaga

Autor: diocesismalaga.es

Más artículos de: Otros escritos
Compartir artículo