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La vida antes que la deuda

Publicado: 21/05/2006: 1285

•   Organizaciones católicas se unen para combatir la deuda externa

Con el elocuente e incuestionable slogan “la Vida es antes que la Deuda”, un grupo de organizaciones católicas ha puesto en marcha lo que pudiéramos entender como un campanazo de recuerdo.

Pretenden que hagamos memoria de una realidad social insoportable: el progresivo aumento de la deuda externa que gravita sobre más de 70 países imposibilitados para invertir lo mínimo necesario en servicios básicos. Entre el 15 y el 40% de sus rentas lo destinan a pagar una supuesta deuda externa, con la que les asfixian- entre dudosa legalidad y flagrante usura- las demagógicas y despilfarradoras naciones del Sur y el Norte.

El progresivo aumento de la deuda- dicen- “hace a esos países muy vulnerables a las crisis financieras internacionales.” Además, sus poblaciones, en el límite de la supervivencia, se lanzan a la emigración desesperadamente.

Manos Unidas se plantea ocho objetivos fundamentales para poner en marcha el desarrollo tercermundista: erradicar la pobreza extrema y el hambre. Lograr la educación primaria universal. Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer. Reducir la mortalidad infantil. Mejorar la salud materna. Combatir el SIDA, el paludismo y otras enfermedades.

Garantizar la sostenibilidad ambiental. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. Desde luego, no parece descabellado el proyecto. Se trata de una simple apelación a la justicia. Pero los cristianos tenemos un móvil que responde a otros dictados: el del amor. Ningún seguidor de Jesús puede permanecer impasible ante este panorama.

Hay muchas razones, la primera porque sabemos que nuestra condición de personas tiene su origen en la dignidad que nos confirió el mismo Dios haciéndose uno de nosotros Ser cristiano es estar dispuesto a “encarnar” , o sea, a darse, cosa que no excluye el dar.. Los cristianos hacemos valoraciones de la vida humana sin versión en euros. El Wall Street Journal, en cambio, sí ha fijado con aplastantes argumentos el valor de la vida de un occidental respecto a otra tercermundista. Demostró este importante periódico de información económica, que la vida de un norteamericano vale 500.000 dólares, de acuerdo con el PIB de esa Nación. La de un hindú, por ejemplo, con un PIB de 1,7% en relación con USA valdría 8.500 dólares. O sea, 59 veces menos. Hombre, aproximadamente. Es una contabilidad tan infernal como “impecable”.

Y de claridad aterradora.

Autor: Revista Diócesis

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