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Santo Tomás de Aquino, fe y razón al servicio de la Iglesia

Imagen de santo Tomás de Aquino en la capilla del Seminario Diocesano
Publicado: 26/01/2024: 11320

El 28 de enero se celebra la memoria de santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores (dominico) y doctor de la Iglesia. Su profundo amor al estudio y a la reflexión teológica lo han convertido históricamente en modelo para estudiantes y ejemplo para intelectuales, de quienes es patrón.

Destacó por su gran inteligencia y la profundidad de sus discursos y escritos, entre los que sobresale su gran obra, la Suma Teológica. Participó en el II Concilio Ecuménico de Lyon.

En nuestra diócesis, Tomás de Aquino tiene dedicada una parroquia en la capital, además del Seminario Diocesano, que lleva su nombre junto al de su otro patrón, san Sebastián.

Por su parte, Pastoral Universitaria celebrará la fiesta de su patrón y de los estudiantes en general con una Eucaristía, en la Catedral, el domingo 28 de enero, a las 11.30 horas. Están invitados especialmente todos los miembros de la comunidad educativa de la UMA.

Oración de Santo Tomás de Aquino

Dame, Señor y Dios mío,
que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la adversidad;
que no me ensoberbezca en alguna cosa,
ni me deprima en otra;
de nada goce o me duela
sino en lo que me lleve a ti o me separe de ti.

A nadie desee agradar,
ni a nadie tema disgustar, sino a ti.
Sea para mí despreciable todo lo pasajero,
y sea para mí querido todo lo tuyo.

Que me hastíe el gozo de lo que sea sin ti,
que no desee nada que esté fuera de ti.
Que me deleite el trabajo hecho por ti,
que me sea penoso todo descanso que sea sin ti.

Concédeme, Señor, dirigir constantemente el corazón hacia ti,
y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito de la enmienda.

Hazme, Señor y Dios mío,
obediente sin contradecir,
pobre sin ser miserable,
casto sin depravación,
paciente sin murmuración.

Humilde sin ficción,
alegre sin disolución,
triste sin abatimiento,
maduro sin pesadez,
ágil sin ligereza,
temeroso sin desesperación.

Que sea sincero sin hipocresía,
que haga el bien sin ser presuntuoso,
que corrija al prójimo sin arrogancia,
que lo edifique con la palabra y el ejemplo.

Concédeme, Señor, un corazón:
vigilante, que ninguna curiosidad lo aparte de ti,
noble, que ninguna influencia indigna lo envilezca,
recto, que ninguna intención siniestra lo desvíe,
firme, que ninguna tribulación lo debilite,
libre, que ningún afecto violento lo reclame.

Concédeme, Señor Dios mío,
inteligencia que te conozca,
diligencia que te busque,
sabiduría que te encuentre,
conducta que te agrade,
perseverancia que te espere confiada
y confianza de que un día al final te abrazaré.

Concédeme soportar ya aquí tus castigos como penitencia,
servirme de tus beneficios por tu gracia,
y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria.

Tu que vives y reinas y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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