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«Oremos todos por el futuro de Venezuela» por Manuel Lozano, sacerdote misionero

Publicado: 23/03/2013: 6654

Manuel Lozano, sacerdote diocesano y misioneros en Caicara del Orinoco, nos envía esta crónica sobre cómo vivieron el fallecimiento del presidente Hugo Chávez.

«Me encontraba en Caracas, y no precisamente para ver a Chávez, sino para visitar al P. Gonzalo Tosantos, un sacerdote vasco que trabaja en la Misión con los indígenas, quien estaba hospitalizado por una insuficiencia respiratoria. Llegué a Caracas el día que murió Chávez, y gracias a Dios todo estaba en calma y no había apenas gente en la calle, porque cuando dieron la noticia de la muerte toda la gente se fue corriendo a sus casas y cerraron todos los negocios. Al día siguiente, hicieron el traslado del féretro del presidente desde el Hospital Militar a la Academia Militar donde todavía se le rinden homenajes fúnebres y miles de seguidores procedente de Caracas y llegadas de todas partes se echaron a la calle, aún siguen las colas para ver al difunto presidente.

En la Misión, ese día del fallecimiento del presidente, se ofició una Misa en la mañana por su eterno descanso solicitada por la Alcaldía del municipio, otra Misa en el comando de la Guardia Nacional Bolivariana, y otras en el Batallón Miranda y en la Batería de Mortero en la Brigada de Selva del Fuerte Panare de Caicara del Orinoco, ya que los viernes atendemos religiosamente estas instituciones castrenses. Aquí en la plaza Bolívar de Caicara, como en todas las principales plazas de Venezuela, se realizaron homenajes y ofrendas póstumas durante varios días, acompañadas de mítines y canciones revolucionarias resaltando los logros de Chávez y el apoyo incondicional a su sucesor Nicolás Maduro. La guardia nacional y la policía local velaban los primeros días para que se cumpliera el luto nacional y cerraban los negocios que estaban abiertos, y hasta el día de hoy está vigente la Ley seca.

Nosotros hemos realizado todas nuestras actividades religiosas con total normalidad, la catequesis del sábado pasado hubo menos influencia de niños y jóvenes, porque muchas familias entendieron que el luto, que afectaba a los colegios hasta este lunes, también afectaba a las actividades de la iglesia. Lo único que se suspendió en la parroquia de Caicara fue una boda prevista para el sábado día 7 de marzo, ya que por el luto nacional no podían celebrar la fiesta después de la boda ni tomar bebidas alcohólicas, y por ese motivo los novios nos pidieron aplazar también la celebración litúrgica para otro día. Ojalá todo siga en calma, aunque ya se está calentando el ambiente político ante las próximas elecciones a celebrarse dentro de un mes. Oremos todos por el futuro de Venezuela y por el entendimiento y reencuentro de todos sus habitantes».

Autor: Manuel Lozano, sacerdote diocesano en la Misión de

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