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Ha llegado la hora de las personas

Publicado: 11/06/2013: 1385

El pasado día 9, los militantes de la HOAC nos reunimos en Asamblea Diocesana para revisar la programación que nos ha ayudado a crecer durante los cursos 2011-2013: la centralidad del encuentro con Cristo para configurar nuestra vida con Él; hacer vida la comunión con el equipo (grupo) de militantes, con nuestras familias, con las parroquias y con toda la Diócesis de Málaga; el impulso de la Pastoral Obrera y de la Acción Católica; para seguir viviendo la comunión con los empobrecidos del mundo del trabajo y ofrecerles a Jesucristo a través de nuevos modos de vida y de acción.

Queremos responder, como Iglesia de Málaga, llevando a Jesucristo a las preocupaciones que nuestros compañeros de trabajo están viviendo: no se ven perspectivas de recuperación, a pesar de las promesas y acuerdos que tanto empresarios, sindicatos y gobierno nos vienen ofreciendo y que, junto con sus familias, sufren las consecuencias de una situación que dura ya varios años que los lleva a la angustia y la desesperación.

Los datos que el pasado 20 de marzo hacía públicos Cáritas, a través de su informe anual de la Fundación FOESSA, nos daban un panorama marcado por varios factores: una sociedad fracturada (con el tiempo cada vez será más difícil que las personas empobrecidas puedan salir de la exclusión), aumento de la brecha social (los ingresos medios de las personas más ricas de España es siete veces superior al nivel medio de ingresos de quienes tienen menos rentas), caída en el nivel de rentas (desde 2007 la renta media ha caído un 4% mientras que los precios se ha incrementado en un 10%), destrucción de empleo (cifra cercana a los 6 millones de desempleados, pasando del 8,7 en el 2005, al 22,8% en el 2011), niveles de desigualdad más altos de toda la Unión Europea, el escándalo de la pobreza (se ha extendido hasta el 21,8% en el 2011 al mismo tiempo que los servicios públicos de bienestar ha ido reduciendo sus presupuestos) y el olvido de los países del Sur (hemos excluido de nuestra solidaridad y de nuestro compromiso a continentes y países del Sur).

Málaga, en términos laborales en el 2012, pasará a la historia como el más negro para el empleo: destrucción, en un solo año, de 39.300 puestos de trabajo (confirmado por la EPA); la escalada del paro y el aumento de pensionistas están detrás de este desplome, que deja la cifra de ocupados en la provincia en 504.900, la más baja desde 2004. En términos absolutos, Málaga es la cuarta provincia española con mayor número de desocupados, después de Barcelona, Valencia y Sevilla. Prácticamente ningún sector se libra; lo podemos identificar si hacemos un elenco de situaciones: del sector textil ha desaparecido casi el 90%; pequeñas y medianas empresas que crecieron bajo el auge de la construcción (carpintería, aluminio, electricidad,…) han cerrado sus puertas o como FCC (Fomento de Construcciones y Contratas) con un expediente de regulación de empleo que afectará a más de la mitad de su plantilla en Málaga; el ERE de ISOFOTON que afectará a más de 350 trabajadores; la hostelería con una pérdida de casi un millar de trabajadores; el sector del comercio, que ha visto perjudicadas sus condiciones laborales...

Detrás están proyectos de vida rotos, jóvenes sin futuro o forzados a una emigración que nos recuerda épocas que parecían pasadas, adultos rechazados por la edad y que ya no saben dónde acudir en busca de un nuevo empleo, precariedad…

Desde la HOAC, queremos dar un mensaje de esperanza desde nuestra fe en Cristo resucitado, necesitamos levantar la cabeza y recuperar la dignidad que nos corresponde como trabajadores y trabajadoras. Estamos llamados como cristianos a ser constructores de una realidad nueva y a esa tarea debemos convocarnos todos desde la solidaridad, la cercanía, la fraternidad y la austeridad, atendiendo a los que se encuentran en peores condiciones y recuperar, como el buen Samaritano a todos los dejados en la cuneta. Ante esta realidad la Iglesia nos dice que:

«Esta solidaridad debe estar siempre allí donde lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo, la explotación de los trabajadores y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre. La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa porque la considera como su misión, su servicio como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la “Iglesia de los pobres”. Y los pobres se encuentran bajo diversas formas; aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano; bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo, es decir por la plaga del desempleo, bien porque se desprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia». (L.E.)

Hacemos un llamamiento: hoy, más que nunca necesitamos de las organizaciones del mundo obrero, unas organizaciones llamadas a revisar de forma honesta y responsable sus prácticas contribuyendo desde las implicaciones personales y colectivas a que sean auténticas herramientas de dignificación de las condiciones laborales. En un mundo dominado por la economía y las finanzas donde lo único que parece importar son las cuentas de resultados, ha llegado la hora, la hora de las personas, puesto que seguimos afirmando que la persona es la primera.

José L. Fernández Orta, presidente de la HOAC en Málaga

Autor: José L. Fernández Orta, HOAC

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