DiócesisHomilías

Apertura del Centenario del Centro Asistencial de los Hermanos de San Juan de Dios en Málaga (Centro Asistencial San Juan de Dios-Málaga)

El Sr. Obispo, junto al Superior General y al Provincial de la Orden de San Juan de Dios y autoridades civiles
Publicado: 17/03/2023: 8561

Homilía de Mons. Jesús Catalá en la apertura del Centenario del Centro Asistencial de los Hermanos de San Juan de Dios en Málaga

APERTURA DEL CENTENARIO DEL CENTRO ASISTENCIAL DE LOS HERMANOS 

DE SAN JUAN DE DIOS EN MÁLAGA

(Málaga, 17 marzo 2023)

Lecturas: Is 58, 6-11; Sal 111, 1-2.4-9 ab; 1 Jn 3, 13-18; Lc 10, 25-37.

1.- Celebramos hoy el inicio del Centenario del Centro Asistencial de los Hermanos de san Juan de Dios en Málaga con el lema: “Cien años cuidando la salud mental en Málaga”; y damos gracias a Dios por la presencia en nuestra Diócesis de este carisma. 

Como es sabido, para que un carisma se renueve, rejuvenezca y produzca mejores frutos hay que ir siempre a los orígenes, a las fuentes, que marcan la pauta de renovación y de futuro. En el presente caso la fuente es san Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria. En él se dio un proceso de transformación, una conversión, configurada por las circunstancias de su vida, sus propias opciones, la escucha de la voluntad de Dios y la acción del Espíritu en su vida. 

Esta combinación de elementos es importante, porque no se trata solo de una simple voluntad de alguien que desea hacer una obra buena, sino una respuesta a una llamada previa de Dios. Todos nosotros podemos también renovarnos desde esa actitud: escuchar lo que Dios me pide. 

2.- Vuestro fundador fue un hombre estimado por Dios, que, llamándose Juan Ciudad, mereció ser llamado “Juan de Dios” por sus muchas, santas y buenas obras.

Su vida consistió un buscar y seguir a Cristo, que vivió pobre, despojado de su rango hasta un anonadarse en la muerte de cruz. Esta experiencia espiritual fundamenta su proceso de conversión y expresa su locura del seguimiento radical de Cristo; le tenían por loco, porque estaba “loco de amor”. Solo quien está enamorado puede hacer buenas locuras.

Para ello sale de Montemor en la Diócesis de Evora (Portugal), lugar de su nacimiento. Su voluntad y su objetivo era buscar dónde servir al Señor, fuera de su tierra. El papa Francisco nos invita a salir para evangelizar, a no quedarnos con los brazos cruzados.

Con la llegada a Granada Juan Ciudad inició una nueva fase de su vida. En el año 1537, en la ermita de los Mártires frente a la Alhambra, predicaba el maestro Ávila en la fiesta del mártir san Sebastián; el predicador explicaba que el Señor había premiado el sufrimiento del mártir por dar testimonio de su amor.

3.- El deseo de Juan Ciudad de saciar la sed de trascendencia y el encuentro con el enfermo en el hospital le hicieron descubrir al amor misericordioso; el amor al enfermo. En su camino de santificación se acercó al dolor concreto del hombre sufriente, que es una manera de descubrir a Cristo, quien le salió a su encuentro encarnado en el enfermo y experimentó la caridad de Dios para con los sufrientes y necesitados. Verificamos que el amor a Dios y al prójimo, como dijo nuestro Maestro, Jesús de Nazaret, es el único camino que lleva a la santidad. 

La espiritualidad de san Juan de Dios se caracteriza por ser misericordiosa, contemplativa y a la vez apostólica. Se fundamentaba en el amor de Dios, en la Pasión de Jesucristo, en el despojo de sí mismo y en la devoción a la Virgen María. 

La caridad es la base de la vida cristiana, es el fundamento del seguimiento de Jesucristo y de la vocación hospitalaria, como él decía: “Tened siempre caridad, porque donde no hay caridad no hay Dios, aunque Dios en todo lugar está” (cf. Cartas de san Juan de Dios, Fundación Juan Ciudad. Orden Hospitalaria san Juan de Dios, Madrid, 2006.136).

4.- Los Hermanos de san Juan de Dios encarnan hoy en la Iglesia su carisma de hospitalidad al estilo de su Fundador, consagrándose a Dios-Padre por el Espíritu y siguiendo a Cristo casto, pobre, obediente y misericordioso, para vivir el mandato de Cristo: «Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios» (cf. Mt 10, 7-8). Estos son signos de la presencia de Dios entre los hombres; y estos son los frutos buenos de la Orden Hospitalaria. 

Con esta síntesis evangélica los Hermanos llegaron a Málaga hace cien años, para llevar a cabo la hermosa obra de atención al hombre que sufre; cien años de vida al servicio de los enfermos; cien años que agradecemos a Dios y a los Hermanos.

El Centro Asistencial fue fundado en 1923 con el propósito de cuidar y fomentar la recuperación de un colectivo con gran falta de atenciones: las personas con enfermedades y trastornos mentales. Como dice el lema del Centenario: “Cien años cuidando la salud mental en Málaga”.

Con el paso de los años el Centro ha ido dando respuesta a nuevos problemas sociales, junto a los avances médicos, científicos, tecnológicos y terapéuticos.

5.- El Evangelio de hoy presenta a Jesús explicando el significado de “prójimo” a un maestro de la ley, quien aparentemente dice no saber quién es el prójimo, pero lo hace como una pregunta capciosa. Jesús se lo explica mediante la parábola del buen samaritano, que se compadeció del herido (cf. Lc 10, 33), le vendó las heridas, lo llevó a una posada y cuidó de él (cf. Lc 10, 34). 

Una vez explicado con claridad quién es el “prójimo”, Jesús dice: «Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10, 37). Todos estamos invitados a obrar de este modo: al estilo del buen samaritano, al estilo de Juan de Dios.

Los Hermanos de la Orden Hospitalaria procuran tratar a los enfermos como a todos nos gustaría que nos trataran: con humanidad y respeto, trabajando en mejorar su situación vital y de salud, escuchando sus inquietudes, ofreciendo motivación y esperanza, cubriendo sus necesidades y proveyendo los cuidados médicos, psicológicos, sociales y espirituales, con independencia de la diversidad de creencias religiosas. Esta atención es integral, porque contempla a toda la persona.

Como dice nuestro Hno. Manuel Armenteros, superior de esta comunidad: “El Hermano de san Juan de Dios acompaña y cuida de las emociones desde dentro: las de las personas durante su proceso terapéutico y las de los profesionales de san Juan de Dios”. ¡Bendita obra! Y pedimos al Señor que siga bendiciéndola.

6.- En estos cien años han ocurrido muchas cosas; y deseo hacer memoria agradecida de los Hermanos de san Juan de Dios de la comunidad de Málaga que dieron su vida en testimonio de la fe en agosto de 1936. Fueron testigos de Cristo entregando su vida; y por ese motivo fueron asesinados. Enterrados en el cementerio de san Rafael, sus restos permanecieron hasta 1941; y posteriormente fueron trasladados a la cripta de la capilla del Santísimo Cristo de la Victoria en la Catedral. 

En el año 2013 fueron beatificados en Tarragona, junto con otros mártires de otras diócesis y congregaciones; allí estuvimos presentes, dando gracias a Dios por su beatificación. La Orden Hospitalaria inició los trabajos de reconocimiento de sus restos en la Catedral malacitana, aunque por el mal estado de los féretros no se pudieron identificar; se hizo todo lo que se pudo, como bien sabéis; pero sus restos y su testimonio están entre nosotros, como lo refleja la placa conmemorativa. 

Estos beatos son ejemplo de entrega, fidelidad al carisma y testimonio de fe, cuyo martirio esperamos que dé fruto de buenos cristianos y nuevas vocaciones en la Orden Hospitalaria.

7.- En el ofertorio de la Misa se ofrecerán unos signos: velas, material de enfermería, granadas, flores, pan y vino, que representan el esfuerzo y la generosidad en la atención al enfermo. El Señor nos invita a todos a tener una actitud de cuidado amoroso y de entrega hacia los enfermos.

Damos gracias a Dios por la presencia centenaria en Málaga de los Hermanos de la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios. Y pedimos que les bendiga en la misión que les ha encomendado mediante el carisma hospitalario.

¡Que la Santísima Virgen María y san Juan de Dios sigan acompañando y protegiendo la Orden Hospitalaria en su tarea humanitaria y espiritual! Amén.

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo