NoticiaEn los Medios Prudencia, el Covid-19 sigue entre nosotros Ocio nocturno en Málaga capital al decaer el estado de alarma. FOTO: FRANCIS SILVA/SUR Publicado: 10/05/2021: 10495 Opinión «Se acabó el estado de alarma y se van levantando, progresivamente, las restricciones; se traduce en más movilidad, más relación y más relajación». «En estos tiempos de exagerado relativismo, donde parece que todo da igual y hay ganas de todo, es recomendable ejercer la virtud de la prudencia» En estos días los ingresos en planta y UCI están bajando. Es buena noticia. Indudablemente. Alegra. Esto obedece a múltiples factores pero si, con la nueva situación, no somos prudentes existe el riesgo real de que los datos no sean favorables. En estos tiempos de exagerado relativismo, donde parece que todo da igual y hay ganas de todo, es recomendable ejercer la virtud de la prudencia mientras transitamos camino al verano. Aunque no haya toque de queda. La palabra virtud, que procede del latín, virtus, vendría a ser fuerza. El cultivo de las virtudes, concretamente la virtud de la prudencia, aportaría fuerza para vivir mejor esta desescalada. El Catecismo de la Iglesia Católica define la virtud de la prudencia como «virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. Es la regla recta de la acción». Ahí queda. Casi nada. Es decir, la prudencia ayuda para saber en cada circunstancia aquello que conviene como bueno porque hace bien, verdadero bien; en este sentido, facilitaría elegir los medios adecuados para llevar a cabo el bien: no contagiarnos del Covid-19 y avanzar en la desescalada adecuadamente. Toda una declaración de intenciones y herramienta para alcanzar, saborear y vivir felizmente la recta final de esta pandemia. La prudencia supone, además, saber actuar en el momento adecuado gracias a la capacidad de identificar el bien en medio de la realidad. Y, para colmo, se erige como virtud a partir de la cual se desprenden otras tres calificadas como cardinales: fortaleza, justicia y templanza. Por eso, la persona prudente, más allá de la edad que tenga, hoy más que nunca, es necesaria: actuará en consecuencia para mantener las medidas sanitarias que ayudarían a salir juntos y felices de esta crisis.