NoticiaBlanco sobre Negro Antonio Jesús Jiménez: «La gran aportación de san Manuel González a esta Diócesis de Málaga fue su obra» Publicado: 22/01/2019: 57563 Entrevista al sacerdote Antonio Jesús Jiménez, nacido en 1975 y ordenado en 2010. «Me importa la credibilidad de la Iglesia en estos momentos» ¿Qué te parece si empezamos con algo sencillito? ¿Para qué vivimos? ¿Por qué y para qué estamos aquí? Nacemos, vivimos y morimos para el Señor. Estamos aquí parar aprender a amarlo y, desde esa llama de amor cada vez más encendida, servirlo con entrega y disponibilidad en su Iglesia. ¿Sabe alguien qué es la vida y qué sentido tiene? Muchos sí, otros no. El sentido de la vida lo da Dios. La vida es bella, vivida desde la fe. El descubrimiento del plan de Dios para cada persona, eso que llamamos vocación en sentido muy amplio, es lo que da sentido a nuestra vida, capacitándonos para disfrutar de los momentos alegres y perseverar con paciencia en los de prueba. Desafortunadamente en nuestra sociedad occidental se pierde cada vez más la fe en la existencia y acción de Dios en la historia de la humanidad; como consecuencia se pierde también el sentido de la vida. Hemos rezado que la vida es un valle de lágrimas. ¿Así es? Creo que sí. Negar el dolor, la enfermedad, el cansancio, la depresión, las desgracias, incluso el efecto negativo de eso que los teólogos han llamado el pecado estructural, sería vivir de espaldas a la realidad. Aún así, aunque la realidad circundante nos muestre señales de un mal moral social y personal, el cristiano puede vivir con alegría, pues vive con la esperanza de que todo cambiará algún día y la fe de que Jesucristo ya padeció por nosotros y venció al mal. Recuerdo a san Alberto Hurtado, el jesuita chileno. Siempre decía: "contento, Señor, contento". Ese es el testimonio de un cristiano que sabe hacer frente a este valle de lágrimas. ¿Estamos aquí para hacer méritos para la otra vida y para glorificar a Dios? Si nos metemos en la teología del mérito, nos metemos en aguas profundas. Como dije, estamos aquí para aprender a amar a Dios porque Él nos amó primero. Él llama y espera nuestra respuesta libre y voluntaria. En la medida que imitamos a Jesucristo damos gloria a Dios. En teoría, hacemos méritos en la medida en que correspondemos desde nuestra libertad y sin ser coaccionados a la gracia de Dios. En la práctica, no conviene pensar demasiado en los méritos personales, pues podemos caer en la tentación de pensar que nos salvamos nosotros mismos y perder la virtud más importante en el camino, que es la humildad, definida por santa Teresa de Jesús como: “caminar en verdad”. Nos salva la redención de Cristo. Sumamos gracia tras gracia a los méritos de esa redención en la medida en que hacemos una opción fundamental por Jesucristo, y correspondemos libre y fielmente a cada invitación que nos hace a seguirlo más de cerca en cada momento de nuestra vida. ¿Qué aporta a tu vida el Evangelio? Todos los días me preparo y predico el Evangelio del día en el contexto de la misa. No lo leo como algunos exégetas, analizándolo con criterios exageradamente racionales y críticos. Soy historiador. Me gusta sin embargo situar el texto en su contexto histórico. Y, para transmitir un mensaje a mi pueblo, intento leerlo más bien como los contemplativos, como los Padres de la Iglesia y los monjes, buscando siempre el mensaje teológico y espiritual, lo que alimenta la fe y construye la vida eclesial. ¿Debe un hombre vivir para los demás, o eso es un mito cristiano humanista que no tiene nada que ver con la ley natural? El hombre que no vive para servir, no sirve para vivir. Nosotros no existimos como células en el universo, somos una comunidad eclesial. Vivimos para Dios y para los demás porque todos conformamos el cuerpo místico de Jesucristo. ¿Quiénes son los enemigos de la vida? Hoy por hoy los enemigos de la vida son los promotores de la cultura light, el materialismo, el hedonismo, la cultura de la muerte y la ceguera de conciencia. Hoy se ha perdido la conciencia del bien y del mal, que proviene de algo mucho más profundo, que es un mundo que vive sin temor de Dios. No digo miedo a Dios, sino temor de Dios en el sentido bíblico sapiencial. También el enemigo puede ser uno mismo, ¿no crees? También puede ser, cuando preferimos el culto al yo sobre el servicio. ¿Qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida? Ser fieles a Dios, al camino o vocación personal individual y perseverar. Una vez tomamos decisiones transcendentales, no vale la pena mirar hacia atrás. Hay que seguir adelante siempre, con amor y fidelidad. ¿A vivir se aprende? ¿Y a ser sacerdote? La vida enseña, claro que sí. Y a ser sacerdote también. Casi nueve años en el ministerio sacerdotal me han enseñado muchas cosas que no se aprenden en los libros. ¿Crees que sabes vivir? Digamos que lo intento. Pudiera vivir más y mejor si no me exigiera tanto con mis responsabilidades pastorales. Pero cada persona tiene su carácter. Soy casero. A mí me gusta mi casa y trabajar con dedicación por mis pueblos de pastoral. ¿Has sufrido alguna crisis vital? ¿En qué o en quién te apoyaste cuando la sufriste? Somos humanos, ¿quién no las ha sufrido alguna vez? Pero Dios nunca abandona. Además de la ayuda profesional, he contado con el apoyo de mi familia y de algunos compañeros que me han echado una mano cuando más lo he necesitado. En este momento de la vida en el que estás ¿crees que te ha queda algo por hacer? Siempre quedan cosas por hacer y deseos que se cumplan, pero esas me las llevo ante el Sagrario, jejejeje. ¿Cuál crees que es tu gran aportación a la Diócesis de Málaga? Por favor, mi gran aportación…. Si puedo aportar algo es una gota en un inmenso mar de cristianos, sacerdotes, religiosos y laicos que han formado nuestra diócesis a lo largo de los siglos. En este momento creo que este libro sobre la vida y obra de san Manuel es mi gran aportación a esta Diócesis. También el haber acompañado a otros en el proceso vocacional. ¿Y la gran aportación de San Manuel González? La gran aportación de san Manuel González a esta Diócesis de Málaga fue su obra. Destaco la gran obra del Seminario y la consagración que hizo de esta Diócesis al Corazón Eucarístico de Jesús. Sería importante estudiar dicha consagración con vistas a recuperar para la Diócesis la fiesta litúrgica del Corazón Eucarístico de Jesús. Has estudiado y escrito sobre este obispo de Málaga, ¿qué destacarías de su espiritualidad? Su cercanía al pueblo, su sentido del humor, su fortaleza ante la adversidad, su poco conocido carácter de hombre fuerte. Para nada fue un ñoño de la Eucaristía. Fue un hombre fuerte con sensibilidad exquisita. ¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrenta nuestra iglesia local hoy? La falta de fe de la sociedad y la secularización de la cultura. ¿El peor pecado con el que has tenido que lidiar? La desidia. ¿Cómo podemos escapar de las falsas necesidades? Reconociendo que no necesitamos tanto para vivir y ser felices. ¿Qué cosas te importan de verdad y qué cosas no te importan nada? Me importa la credibilidad de la Iglesia en estos momentos. Me importan los sentimientos que causan las acciones. No me importa para nada el apego a las cosas materiales que se quedan aquí. ¿Quién es Jesucristo para ti? El Hijo de Dios, el Maestro, el Escondido en la Eucaristía, el que le da sentido a mi vida. ¿Cómo celebraste su nacimiento este año? En los dos pueblos de pastoral y con mi familia. ¿Te gusta complicarte la vida? Sí. Hay veces que quisiera vivir un poco más despreocupado. ¿Cómo te gustaría morir? Bueno, bueno… tampoco hay prisa, es broma, es una realidad que forma parte de la vida humana “vivimos para morir y morimos para vivir”. Pero eso sí, habiendo cumplido con la voluntad de Dios en mi vida. ¿Qué le dirías a quien se esté planteando si Dios lo llama para ser cura? Que, a pesar de todo, si volviera a nacer me haría cura nuevamente. Son momentos difíciles para plantearse la vocación. Pero si hay vocación, vale la pena. Eso sí. Si el muchacho tuviera inquietudes por otra rama de la ciencia que no sea la teología, que estudie primero, que cumpla con su deseo, que, si hay auténtica vocación al sacerdocio, llegará el momento justo para comenzar a formarse para cura. ¿Podemos decir que hemos venido y estamos aquí para ser felices? Claro que sí. ¿Qué es lo más complicado que vives como sacerdote? Los entierros, más aún cuando se trata de personas jóvenes o que han muerto inesperadamente. ¿Qué preguntarías a un joven que se plantea su vocación sacerdotal? Yo le recomendaría el discernimiento espiritual. Si se plantea la vocación por las razones equivocadas, no sentirá la paz interior y sensación de felicidad que sólo puede dar Dios. Yo le preguntaría por las mociones interiores cuando va a la oración. La oración es fundamental, seguido por las confirmaciones a través de las circunstancias ¿Dónde encuentras la felicidad? La felicidad no es algo que se obtiene de una vez para nunca perderse. Se es feliz en el ejercicio de la vida. Mi felicidad la encuentro en cada momento en que me siento realizado como hombre, como persona humana. En sentido teológico, la felicidad sólo la puede dar Dios. ¿Eres un sacerdote dócil? Es una pregunta difícil. Tengo el carácter típico malagueño. Tengo salidas y gestos que provienen de mi crianza y entorno. Después de esas salidas y gestos, mi sentido de la obediencia al obispo lo tengo muy inculcado en mi interior. Hay quien sugiere que la soledad del cura puede llegar a ser insoportable, ¿has vivido la soledad como un calvario alguna vez? Si es así ¿qué hiciste para abrazarlo? La soledad buscada es una delicia. La soledad no buscada es un infierno. Sí, mis primeros años en Alfarnate y Alfarnatejo fueron muy duros. El cariño de la gente me ayudó mucho. Pero defiendo las unidades pastorales y las considero muy positivas. ¿Tienes algún hobbie que te rescate del hastío? Los estudios y la investigación. ¿El regalo más bello que te ha regalado ser presbítero? Estar presente en todos los momentos importantes de la vida de la gente. A estas alturas del partido ¿volverías a ser sacerdote? Sí. Chaplin, como casi todos, empezó diciendo que la vida era maravillosa y acabó diciendo que no tenía ninguna gracia. ¿Qué le responderías? Ni la una ni la otra. Como dije anteriormente: la vida es bella pero también es un valle de lágrimas. Cuando nos preguntamos por el sentido de la vida nos solemos poner muy serios. ¿La trascendencia está reñida con el humor, o también el humor es una manera de afrontar las grandes preguntas? El humor es necesario siempre. A nosotros nos ayuda el humor andaluz. Muchos santos han tenido gran sentido del humor, desde el principio hasta el final de sus vidas.