NoticiaColaboración El tiempo Publicado: 19/07/2013: 1192 Hay en Málaga un magnífico sacerdote que va con prisa a todas partes. Hay en Málaga un magnífico sacerdote que va con prisa a todas partes. En una ocasión le preguntó alguien: «¿Por qué va siempre con tanta prisa?» Él se detuvo un instante y dijo: «Ahora no tengo tiempo, después te lo explico». Y siguió con la rapidez de siempre. He recordado esta anécdota al leer en el Apocalipsis: «He aquí que estoy a la puerta y llamo; si alguno me abre entraré con él». Dios no tiene prisa. Dios tiene tiempo y espera. Aguarda a la puerta e, incluso, la golpea y llama. Nosotros no. Nosotros siempre vamos cortos de tiempo. No tenemos tiempo para casi nada y mucho menos para estar con Dios. Quizá, como dijo alguien, la reforma de nuestra vida será imposible mientras no reformemos nuestra propia agenda. El gran Lope de Vega se dirige a Jesús, en uno de sus célebres sonetos, y le dice: «Espera, pues, y escucha mis cuidados». Y cuando advierte lo que acaba de escribir, añade: «Pero, ¿cómo te digo que me esperes / si estás, para esperar los pies clavados?» Es verdad, el mejor icono de la paciencia de Dios es la cruz de Cristo. Autor: Lorenzo Orellana