Noticia El mundo penitenciario celebra la fiesta de su patrona, la Virgen de la Merced Celebración de la Eucaristía en el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre en la fiesta de la Merced Publicado: 13/09/2024: 1901 Cárcel Del 17 al 24 de septiembre la Delegación de Pastoral Penitenciaria celebra su campaña de sensibilización por parroquias, grupos y movimientos sobre la realidad de los privados de libertad y la presencia de la Iglesia en los Centros Penitenciarios. Esta semana festiva en torno a la fiesta de la Virgen de la Merced, patrona del mundo penitenciario, se lleva a cabo bajo el lema inspirado en el Jubileo 2025 “Abrazados a la esperanza”. En el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre celebrarán la Eucaristía de la Merced el día 21 de septiembre a las 10.00 horas. El delegado diocesano de Pastoral Penitenciara, Pedro Fernández Alejo OSST, ha publicado una reflexión en torno al lema de esta semana de sensibilización en la que afirma que «entre otras muchas pérdidas y carencias que padecen quienes ingresan en prisión destaca la de la esperanza. La persona detenida ya no es dueña de sí misma. Es el símbolo de la marioneta manejada, manipulada, dirigida, apropiada por un sinfín de personas, instituciones, circunstancias que deciden en su nombre y determinan lo que debe ser y debe hacer esa “persona” en manos de los agentes de la sociedad, de la ley, la justicia y el cumplimiento de la pena en un recinto cerrado. Decimos en el refranero que la “esperanza es lo último que se pierde”, pero no se cumple así en el caso del privado de libertad. La esperanza, apoyada en la incertidumbre, la soledad, la angustia, el abandono, la inseguridad, la nulidad casi como persona, es lo primero que se pierde». El trinitario continúa señalando en su carta que «toda la Iglesia, desde la Pastoral Penitenciaria, quiere orientar su misión evangelizadora en los centros penitenciarios, transmitiendo a todas las personas encarceladas que, a pesar de tantas y tantas experiencias frustrantes, desoladoras y dolorosas que hay en sus vidas, es posible recuperar la fuerza y la energía que da la Esperanza humana y cristiana. En palabras de Pablo “la esperanza no defrauda” (Rom 5,5). Nuestra presencia en la vida los presos y presas está marcada por esa fe firme y convencida de que, a pesar de tantas situaciones desgraciadas vividas, es necesario “Abrazarse a la esperanza”, como única tabla de salvación que motiva y enardece para seguir luchando en la recuperación de los valores humanos, de la fe en Cristo, fuente y raíz de nuestra Esperanza, en la conquista de la verdadera libertad que nace del espíritu y desborda hacia todas las realidades de la vida de cada persona». Asimismo, Fernández Alejo recuerda que «los cristianos comprometidos en la Pastoral Penitenciaria hemos de ser los primeros en vivir “abrazados a la esperanza”, siendo para cada preso una luz que les motive a recuperar espacios vitales perdidos en el deambular de una vida destrozada por el vacío, la ausencia de valores, la pérdida de la fe y la libertad». Finalmente, el religioso hace hincapié en que «la Pastoral Penitenciaria, como otras pastorales de frontera, vamos abriendo puertas de esperanza para tantos hermanos nuestros que necesitan cristianos samaritanos capaces de transformar la desgracia y el dolor, el desprecio y la exclusión en caminos de esperanza liberadora».