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Envío de los profesores cristianos (Catedral-Málaga)

Publicado: 07/10/2023: 5442

Homilía de D. Jesús Catalá en la Eucaristía celebrada en la Catedral de Málaga con motivo del envío de los profesores cristianos al curso 2023-2024

ENVÍO DE LOS PROFESORES CRISTIANOS

(Catedral, 7 octubre 2023)

Lecturas: Is 5, 1-7; Sal 79, 9.12-16.19-20; Flp 4, 6-9; Mt 21, 33-43.

(Domingo Ordinario XXVII-A)

1.- La parábola de la viña

Las lecturas bíblicas de hoy nos presentan dos parábolas, tomadas del ambiente agrícola conocido por los profetas y por el mismo Jesús.

La primera parábola la presenta el profeta Isaías, del siglo octavo antes de Cristo, y habla de la viña de un amigo: «Mi amigo tenía una viña en un fértil collado. La entrecavó, quitó las piedras y plantó buenas cepas; construyó en medio una torre y cavó un lagar. Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones» (Is 5, 1-2).

El dueño de la viña la cuida bien, pero la viña no responde con buen fruto al esfuerzo de quien la cuida. Y pregunta el dueño: «¿Qué más podía hacer yo por mi viña que no hubiera hecho? (…) Pues os hago saber lo que haré con mi viña: quitar su valla y que sirva de leña, derruir su tapia y que sea pisoteada» (Is 5, 4-5).

El profeta Isaías explica a quién se refiere dicha parábola: «La viña del Señor del universo es la casa de Israel» (Is 5, 7). Y, a partir de Jesucristo, podemos decir que la viña del Señor el nuevo pueblo de Israel, la Iglesia, que Jesús ha cuidado con su entrega y ha regado con su sangre; la viña es también nuestra diócesis; la viña es cada una de las comunidades a las que pertenecéis, queridos fieles; la viña también somos nosotros.

El Señor espera que demos buenos frutos; pero, en vez de buena uva tal vez damos agrazones, que no se pueden comer. Podemos preguntarnos: como viña cuidada por el Señor, ¿qué frutos buenos estoy dando? Tenemos que pedirle que siga cuidándonos para dar buen fruto.

El Señor no abandona a su viña, ni la abandonará nunca, a pesar de nuestros fallos, de nuestro pecado y de nuestros malos frutos. Pero el Espíritu Santo es quien guía a la Iglesia; se trata de una verdad que debemos tener en cuenta, sobre todo en momentos difíciles; en momentos en que la viña es atacada por jabalíes (cf. Sal 79, 14) y por animales externos, que intentan arrasarla. Pero no podrán arrasarla, porque el dueño de la viña, que es Cristo y ha dado su vida por nosotros, no lo va a permitir.

2.- La parábola de los trabajadores de la viña

La segunda parábola la dice Jesús y nos habla de los trabajadores de la viña: «Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre» (Mt 21, 33).

Esta descripción de la viña es idéntica a la parábola de Isaías; pero añade que la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos; pero ellos maltrataron a los criados, les apalearon y hasta mataron a algunos (cf. Mt 21, 34-35).

El dueño de la viña, Dios, envió profetas para cuidar a su pueblo, pero fueron maltratados.       Al final, envió a su hijo diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo» (Mt 21, 37); pero los labradores se dijeron: «Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia» (Mt 21, 38). Y mataron al Hijo de Dios (cf. Mt 21, 39).

Jesús preguntó a sus interlocutores: «Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» (Mt 21, 40). Y ellos le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo» (Mt 21, 41). 

3.- Los educadores cristianos

Nosotros estamos celebrando hoy el “Envío de Profesores cristianos”, que ejercéis vuestra tarea en cualquier lugar docente. A los Profesores de Religión se les da la “missio canonica”; pero se os envía a todos a evangelizar, a trabajar en la viña del Señor en el campo educativo.

Los profesores cristianos tenéis una misión muy importante. También vosotros sois viñadores, que en nombre del Señor cuidáis de su viña. Hay que regarla, abonarla y podarla para que ofrezca buenos frutos. Si no hacemos nuestro trabajo, la viña producirá agrazones.

La familia y la escuela son dos viñas, que el Señor nos pide cultivar. Hemos de ser buenos labradores, como dice el papa Benedicto XVI: “A partir del acontecimiento pascual, la historia de la salvación experimentará, por tanto, un giro decisivo, y los protagonistas serán esos “nuevos labradores” que, injertados como brotes en Cristo, verdadera vid, llevará frutos abundantes de vida eterna (cf. Colecta de la liturgia de este domingo). Entre estos “labradores” nos encontramos también nosotros, injertados en Cristo, quien quiso convertirse Él mismo en la “verdadera vid” (Homilía en la inauguración del Sínodo de los Obispos, Roma, 5.10.2008). Tomamos de la savia de Cristo-Vid; somos sarmientos injertados en esa vid y, al mismo tiempo, somos los labradores que, en nombre del Señor, cultivamos la viña de su Iglesia.

Pedimos al Señor que cuide de su iglesia y que cuide de cada uno de nosotros, como hemos rezado en el Salmo: «Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña. Cuida la cepa que tu diestra plantó y al hijo del hombre que tú has fortalecido» (Sal 79, 15-16). Esa debe ser nuestra oración esta tarde: Cuídanos, Señor, como viña tuya; y que nosotros sepamos cuidar también las viñas que Él nos encomienda, que son los hijos y los alumnos.

4.- Fiesta de la Virgen del Rosario.

En esta fiesta de la Virgen del Rosario pedimos su intercesión. El rezo del Rosario nos ayuda a adentrarnos en los misterios de la vida del Señor; nos va madurando la fe, la esperanza y la caridad cristiana, en compañía de la Virgen María; nos va haciendo labradores más diestros y mejores en el cultivo de la viña del Señor.

Es muy importante la oración; y la oración mariana, que se hace con nuestra Madre, es una oración fecunda. Os animo a todos en la fiesta de la Virgen del Rosario a rezarle a la Madre y a rezar con Ella; a meditar con Ella los misterios de su Hijo Jesús.

5.- Aprender y enseñar la Verdad

El apóstol Pablo nos ha dicho algo hermoso, que deseo compartir. Los profesores cristianos tenéis una hermosa tarea: Aprender y enseñar la Verdad, que es Cristo. Aprender es conocerla, asimilarla y vivirla, porque ello nos dará luz y fuerza para combatir la mentira y la bazofia que hay en nuestra sociedad. Y esa Verdad vivida hemos de enseñarla.

San Pablo nos exhorta: «Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta» (Flp 4, 8). Ha usado varios epítetos para describir lo que es bueno; por eso hemos de tener en cuenta lo bueno, lo verdadero, lo noble, lo justo, lo hermoso, lo santo.

Queridos padres de familia, queridos profesores, queridos fieles todos, en primer lugar, hemos de aprender y ser enriquecidos con lo bueno; y después podremos enseñarlo. Pablo dice: «Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros» (Flp 4, 9).

Tenéis una misión importante y hermosa, tanto los profesores de religión como los profesores cristianos al igual que los educadores y padres: enseñar lo que habéis recibido por la fe, ser testigos de la misma y anunciar la Buena Nueva de Jesucristo.

Pidamos al Señor, quien se entrega a nosotros en la Eucaristía, que nos ayude a dar fruto para nuestro tiempo y para la vida eterna.

Y pedimos a la Virgen del Rosario que nos acompañe en nuestra tarea de educadores cristianos. ¡Que Ella nos bendiga a todos y, de modo especial, a quienes celebráis vuestra onomástica y os llamáis Rosario o Charo! Amén.

 

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