Tras varios años en el Centro, y con el Graduado Escolar en sus manos, estos siete alumnos comenzarán una nueva aventura de integración en el mercado laboral. Alguno de ellos, quiere continuar con los estudios.

Las especiales circunstancias de la pandemia han impedido una celebración más festiva, como todos los años anteriores, que consistía en un acto académico, una oración interreligiosa y una noche festiva en Tívoli, que ha quedado pospuesta. 

Como señala el Hno. Correa, «alcanzar el Graduado Escolar es, para estos niños y niñas, un logro personal que conviene valorar: vienen con dificultades de idioma y de adaptación cultural». Por su parte, el capellán, Alfonso Crespo, resalta la importancia que tiene este título como signo de madurez personal: «el Centro cuida especialmente la tolerancia y el respeto a la diversidad cultural y religiosa, facilitando una mejor integración social en el mercado de trabajo».

«La fiesta de Graduación tiene siempre un sabor agridulce para todos: alegría por el logro conseguido y cierta tristeza porque un grupo de alumnos y residentes se despiden del Centro: Mohamed, Hamza, Aboubacar, Moussa, Oussama, Nazir y Yumara M. Cortés, dejan su nombre y su memoria en el Centro en el que han crecido como personas. De hecho, Hamza señalaba que la Ciudad de los Niños es como su segunda familia; Abou exponía su sueño de triunfar en el deporte; Mohamed insistía en trabajar para ayudar a su familia; Nazir, sueña con triunfar en la pintura... Historias con apenas dieciocho años fraguadas en una vida intensa y sufrida», explicaba Alfonso Crespo.

La Ciudad de los Niños, es un Centro de acogida de emigrantes menores, dirigido por los Hermanos Obreros de María, en el que se facilita un hogar y una educación integral hasta la mayoría de edad.