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Visita Pastoral a la Parroquia de San Juan Bautista (Antequera)

Visita Pastoral del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, a la parroquia de San Juan Bautista, en Antequera
Publicado: 25/09/2022: 4401

Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Visita Pastoral a la Parroquia de San Juan Bautista en Antequera.

VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA

(Antequera, 25 septiembre 2022)

Lecturas: Am 6, 1.4-7; Sal 145; 1 Tm 6, 11-16; Lc 16, 19-31.

(Domingo Ordinario XXVI - C)

1.- La riqueza y el desprecio del pobre

La primera lectura y el evangelio critican un modo de vivir, que muestra la aberración del egoísmo ciego, del que disfruta de los bienes sin tener en cuenta a los que pasan necesidad. Su mente y corazón se embotan con los placeres de la gula y de la sensualidad; y, al final, labran la perdición.

Estos tales «se acuestan en lechos de marfil, se arrellanan en sus divanes, comen corderos del rebaño y terneros del establo» (Am 6, 4); «beben el vino en elegantes copas, se ungen con el mejor de los aceites» (Am 6, 6).

Pero esta gente tal vez no se conmueve por la situación de los más necesitados. Esta crítica no va dirigida solo a los ricos, sino a todos, aunque no tengan mucha riqueza. El texto se refiere al modo de vivir.

Cuando trabaja en el Vaticano tuve el gozo de encontrar en varias ocasiones a Madre Teresa de Calcuta, hoy santa; ella hablaba siempre de atender a los más pobres de entre los pobres. Siempre habrá en el mundo gente que no tenga las necesidades básicas cubiertas; y nuestro amor debe llegar a ellos. Hace años propuse que un porcentaje (10%) de nuestras caritas parroquiales debe ir a los más pobres del mundo, a través de caritas nacional e internacional. La Santa Sede conoce mejor que nadie las necesidades de los más pobres del mundo.

A los voluntarios de las “caritas parroquiales” les digo que solemos atender las necesidades de “pobres ricos” de nuestra sociedad, comparados con los verdaderamente pobres de otros lugares; y mientras haya un pobre que no tenga nada, es preciso atenderlo.

Debemos examinarnos ante el Señor sobre cómo vivimos y compartimos.

2.- Vivir como “hombres de Dios”

El apóstol Pablo recomienda a sus fieles el estilo propio del creyente, en contraste con la vida del pagano: «Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas. Busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre» (1 Tm 6, 11).

Estamos llamados a vivir como “hombres de Dios” en una sociedad pagana, alejada de la fe, que rechaza la transcendencia. San Pablo nos invita a realizar el combate de la fe: «Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna» (1 Tm 6, 12). El Señor nos pide que lo hagamos presente.

En la vida diaria el Señor nos llama a ser testigos del evangelio, a proclamar el anuncio de la salvación y la alegría de tener como Padre a Dios, como Hermano a Jesucristo y como Madre a la Santísima Virgen, siendo buenos templos del Espíritu Santo.

3.- Adorar solo a Dios

San Pablo exhorta a guardar «el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tm 6, 14).

El mandamiento principal es amar solo a Dios. «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto» (Mt 4, 10), respondió Jesús al diablo en las tentaciones en el desierto. Hemos de adorar solo al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo; al Dios que Cristo nos ha revelado.

Este mandato es incompatible con la idolatría del placer, del tener y del poder. El mandamiento nuevo, que Jesús dejó a sus discípulos, es el amor mutuo, incompatible con todo acto egoísta.

El mandamiento principal es amar a Dios y al prójimo, y no se puede separar.

4.- La parábola del rico y del pobre  

La parábola evangélica del rico y del pobre Lázaro nos enseña en primer lugar el contraste de vida entre ellos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día» (Lc 16, 19). Y a su lado: «un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico» (Lc 16, 20-21).

El rico era ajeno al sufrimiento de los demás; y al pobre mendigo nadie daba nada. Cuando ambos mueren, el que tenía bienestar va al infierno; y el pobre es llevado al seno de Abrahán con los justos (cf. Lc 16, 22). El Señor «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes» (Lc 1, 52). ¿Qué preferimos nosotros?

Una enseñanza que podemos sacar es que no hay sufrimiento inútil, ni prueba que Dios no valore. El pobre sufriente, sentado a la puerta del rico, fue llevado a gozar de la felicidad. La ternura de Dios hacia los que han sido abandonados y despreciados, se manifiesta llevándolos a la bienaventuranza eterna.

5.- Testigos de la verdad

El rico pide a Abrahán que envíe a Lázaro para advertir a sus hermanos y evitar que vayan al lugar del tormento (cf. Lc 16, 28).

El rico del evangelio pensaba que, si un muerto advertía a los hermanos del rico de existencia de la otra vida, se convertirían (cf. Lc 16, 30). Abrahán le responde: «Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen» (Lc 16, 29).

Ante la insistencia del rico, Abrahán dice: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto» (Lc 16, 31).

Nuestros coetáneos pueden escuchar nuestro testimonio para convertirse; los cristianos somos “hombres de Dios” y profetas que hablan en nombre de Dios; y podemos ayudar a otros a que descubran la maravilla de la fe.

Queridos fieles, somos los testigos que anuncian hoy a nuestros paisanos la verdad revelada. Nuestra misión es anunciar la buena nueva, advirtiendo a nuestros contemporáneos que existe otra vida más allá de la muerte temporal; porque muchos viven como si Dios y la vida eterna no existieran.

Pero la vida eterna ha entrado ya en la historia por medio de Jesucristo. Aprendamos de esta parábola cuál es el destino final del ser humano, llamado a compartir con Dios la felicidad eterna.

6.- La Visita pastoral

La Visita pastoral pretende que la comunidad cristiana de san Juan Bautista se renueve; exige la revisión de cómo vivimos la fe, cómo la celebramos, cómo nos formamos y cómo damos testimonio en nuestra sociedad.

Después de la Eucaristía tendremos un encuentro dialogar sobre estos temas.

Hoy celebra la Iglesia la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado con el lema: “Construir el futuro con los migrantes y los refugiados”. Se nos invita a construir una sociedad nueva, contando con el que viene de fuera de nuestras fronteras. Si alguien de nosotros va a otros lugares, también deseamos que cuenten con él para construir una sociedad mejor.

San Juan Bautista, titular de esta parroquia, fue testigo de la presencia del Salvador, anunciando que Jesús era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y dio su vida por dar testimonio de la verdad. Nosotros podemos entregar cada día nuestra vida por defender la verdad. Le pedimos su intercesión.

Pedimos también a la Virgen María su protección para ser testigos valientes de la buena Nueva, anunciando la verdad de la vida eterna. Amén.

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