En la homilía pronunciada durante la celebración de la Eucaristía de apertura del Máster de Pastoral Familiar el obispo ha explicado el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces desde la perspectiva de la familia cristiana. 

Con respecto al cambio de concepción de la familia propiciado por las modas y las ideologías, ha señalado que «No vamos a resolver ni a cambiar la mentalidad de todos nuestros paisanos. Los que quieran seguir llamando matrimonio a la unión de quien sea, seguirán llamándolo matrimonio. Mientras siga habiendo unas leyes, esas leyes estarán en vigor. ¿Qué nos toca a nosotros? Ser testigos del amor en el matrimonio. Ser aquellos que apoyan la familia cristiana. Ya está. Vivirlo y ser testigos. Porque la multiplicación de los panes no la hizo el chaval que dejó cinco panes y dos peces ni la hicieron en tiempos de Eliseo los que trajeron esos 20 panes de cebada. La multiplicación la hizo el Señor. Y la multiplicación no la haremos nosotros. La hará el Señor. Pero él nos pide lo poco que es aportar lo que tenemos. Porque el Señor tampoco multiplica si no hay nadie que antes presente un poco. Presentemos un poco y él lo multiplicará. ¡Vivid la alegría de la familia, del matrimonio, de los hijos, de los esposos, varón y mujer! ¡Vivid esa alegría! ¡Sed testigos de ella! El Espíritu irá transformando los corazones. A veces nos sentimos un poco anonadados, como perdidos, pocos, no comprendidos, criticados y machacados. No importa. Es vital y necesario vuestro testimonio, aunque hubiera en toda España el número de matrimonios que estáis aquí. Aunque no hubiera más. Seríais necesarios».

D. Jesús se ha referido, asimismo, a la necesidad de compartir en estos momentos de crisis económica. «No tenemos la solución del problema. Más bien lo tienen los que mandan, los políticos, los dirigentes. Podrían resolverlo si quisieran. Pero no quieren, tienen otros intereses. Por tanto, no estamos llamados nosotros a resolver los problemas económicos, ni los problemas de hambre, no podemos. El Señor nos pide sólo un poco. Nos pide que ofrezcamos ese pan de cebada, que ni siquiera es de trigo, lo que tenemos. La acción multiplicadora la hará Él, no nosotros». 

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