Las cofradías tienen un papel muy importante en cualquier Semana Santa: tras vivir el Triduo Pascual en el interior de los antiguos conventos y diversas parroquias, los cofrades llevan a sus imágenes a bendecir las calles de Antequera.

En los últimos 100 años de historia recogidos en las páginas de El Sol de Antequera, se describen dos formas de vivir la Gloria de la Semana Santa. Por un lado, en 1919, la iglesia parroquial de San Pedro festejaba la Resurrección del Señor con una Eucaristía ¡a las 5 de la madrugada! en la que se llenaba el
templo de vecinos que festejaban la victoria de la muerte a la vida.

Luego, en cuanto a procesiones, la del Resucitado debe ser la más seguida por los cofrades, ya que si nos quedamos en los “días grandes” por la historia y el patrimonio cofrade que Antequera atesora, fallamos en la base de nuestra Fe: la Resurrección. Así a principios del siglo XX, la procesión salía aisladamente desde San Francisco, hasta que la Agrupación de Cofradías la instaura en 1943, coincidiendo con su fundación y fijando en San Sebastián como templo colegial y lugar en el que
celebrar la Eucaristía de Gloria.

Hubo lagunas de salidas hasta que desde 1985 se vuelve a reorganizar y cierra las procesiones de la Semana Santa de Antequera. Cuatro imágenes se han utilizado, siendo actualmente la antigua del siglo XVI de la iglesia conventual de las monjas franciscanas de la Beata Madre Carmen. Un día donde todos los cofrades abren paso al Señor Resucitado: ¡el día más grande en Semana Santa para un cristiano!