«Queríamos una historia cotidiana de cómo se relacionan los jóvenes en la actualidad. No se trata de establecer juicios», así habla Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981), director y coguionista de ‘Stockholm’. Una película que define como “provocadora” y que intenta “poner al espectador totalmente en la piel de sus protagonistas”.

–¿Qué supone recibir el premio Signis en el Festival de Málaga?

–Es maravilloso. Estamos encantados por lo que significa el premio. Nos hemos quedado muy sorprendidos, pero es lógico porque la película habla de algo importante. Nuestra pretensión no era hacer una tesis, hemos intentado reflejar lo que está pasando en una pieza cinematográfica donde hay que tocar ciertas claves para que funcione y parece ser que nos ha salido bien porque ha calado.

–¿Por qué centrarse en dos jóvenes como únicos protagonistas?

–El drama es mayor si son jóvenes, todo adquiere otra dimensión. Queríamos mostrar cómo se relacionan los jóvenes en la actualidad. Estamos hablando de una generación de 20 a 40. Hoy sufrimos una juventud totalmente alargada, para bien y para mal, pero es que eres joven hasta los 40 años: puedes seguir haciendo el gandul, salir de copas y no te planteas crear una familia que es cuando se supone que dejas de ser joven. La película habla sobre las relaciones interpersonales y de cómo están cambiando. La sociedad está tomando una dirección hacia un individualismo y hacia un egoísmo muy bestia. Y eso, donde más repercute es en los jóvenes que están viviéndolo de nuevas. Y somos responsables tanto la sociedad que nos lo mete en la cabeza como cada uno que actuamos así. Porque somos muy egoístas, muy individualistas y
es muy fácil no pensar en la otra persona.

–¿Cómo se plantea la relación interpersonal de los dos protagonistas?

–El espectador sabe de los dos únicos personajes lo mismo que sabe él de ella como ella de él. Son dos desconocidos. Así nos lo planteamos  desde el principio, intentar poner al espectador, de la manera más radical posible, totalmente en la piel tanto de uno como de otro. Hemos dado mucho tiempo a él, intentando comprender su comportamiento y también en el de ella. Son dos desconocidos, lo mismo que pasa en una noche cuando conoces a una persona, solo sabes la punta del iceberg.

–¿Cómo nace el guión de 'Stockolm'?

–Queríamos contar la banalidad y la trivialidad de una noche que viven muchas personas. Queríamos narrar todas las partes de la historia de una noche, lo bonito y lo feo. Normalmente las películas te muestran esas historias y es todo tan idílico que cuando son buenas te las crees, pero, suelen ser mentira. Por eso, es una historia cotidiana donde hacia la mitad cambia completamente. Quería escucharme a mí como espectador y escribir una película donde el espectador piense en el porqué de las actuaciones de los personajes, pero no se trata de establecer juicios. ‘Stockolm’ es provocadora y no va a dejar indiferente a nadie.

BAJO EL SOL

'Stockolm', un producto del micromecenazgo donde particulares aportan pequeñas cantidades.

«Sabíamos que nadie nos iba a dar dinero, ni las instituciones, ni el Ministerio, ni las televisiones. Pero, el proyecto nos ha permitido una gran libertad. Hemos tenido la suerte que nos salido bien y lo que se ve en pantalla es lo que queríamos contar. Ha sido una gozada que nadie nos ha impuesto nada».

Trabajo con los actores: Javier Pereira y Aura Garrido. «Hicimos un trabajo previo por separado. Lo bueno es que los dos no se conocían, como sus personajes. Los dos han sido elegidos y pensados para sus papeles. Son grandes actores, a Javier lo conozco y Aura es la mejor actriz de su generación. Lo bueno es que los dos trabajan igual, desde dentro».

Un retrato sobre las relaciones interpersonales. «A la hora de conseguir lo que quieres, lo haces a través de la seducción o de la violencia. En este caso, la violencia está muy intrínseca en la seducción y queríamos hablar de cómo utilizamos la violencia en nuestras relaciones. Eso es irremediable, es un trabajo, tienes que manejarlo bien, tienes que intentar no hacer daño a la otra persona pero somos seres violentos por naturaleza y cuando se te va la mano, sale a la luz».