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León XIII y la cuestión social (II)

Historia de la Iglesia
Publicado: 02/05/2018: 3792

La Revolución Industrial surgió en la Inglaterra a finales del siglo XVIII. Numerosos ideólogos ingleses intentaron analizar los problemas generados en el campo de la economía, de la política, de la producción y de las relaciones patronos-obreros.

Adam Smith, Benthan, James Mill, Stuart Mill y otros prestaron un apoyo y un estímulo a los empresarios. Olvidaron, en nombre del progreso económico, el mundo del proletariado.

El conjunto de esta ideología será heredada por la célebre “Escuela de Manchester” que defiende el amoralismo económico, es decir, la economía como algo ajeno a la moral; el trabajo humano como una mercancía más, sometido a la ley de la oferta-demanda. Sostiene el principio de que vencerán los más fuertes y son más fuertes los que venden más barato, y venden más barato quienes pagan mal a los obreros. El Estado liberal no debe intervenir, caso de que lo hiciera, atentaría a la libertad. Queda prohibido todo contrato colectivo y toda asociación profesional; el contrato laboral debe ser un asunto privado entre patronos y obreros. El resultado de esta teoría, defendida por el Liberalismo económico y por la Escuela de Manchester, fue el desamparo total del obrero ante el arbitrio de los patronos.

La Revolución Industrial llegó tardíamente al continente europeo y, especialmente, a los países latinos. Si la Revolución Industrial hubiera surgido en el sur de Europa, por ejemplo en España, posiblemente se hubiera orientado de otra manera. Pues la Escuela de Salamanca y la Escolástica española del siglo XVI analizan y utilizan conceptos posteriormente olvidados, como el de justicia conmutativa y distributiva, la importancia del “bien común”, etc, conceptos fundamentales para la solución del problema social.

Se ha dicho insistentemente que la Iglesia Católica llegó tarde, pero hay que reconocer que la Revolución Industrial, con todos sus problemas, llegó tardíamente a los países latinos y estos, en realidad, no llegaron a comprenderla y entenderla hasta que la vivieron y experimentaron.

Santiago Correa

Sacerdote Diocesano

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