NoticiaPapa Francisco Fratelli Tutti, un remedio frente a la crispación El papa firmando su encíclica Fratelli Tutti sobre la tumba de San Francisco de Asís Publicado: 20/10/2020: 14145 En un significativo gesto, el papa Francisco quiso firmar el pasado 3 de octubre su última encíclica sobre la tumba del santo de Asís del que tomó el nombre al iniciar su pontificado. Con el título de Fratelli Tutti (hermanos todos), en referencia a la fórmula con la que San Francisco solía «dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio», el texto versa «sobre la fraternidad y la amistad social», ámbitos tan necesarios de recuperación en una época en la que la crispación y la falta de diálogo ponen en peligro la paz social y el entendimiento entre las personas y los pueblos. Mons. Catalá destaca la idea que hace presente el papa de que «los fallos estructurales de la sociedad mundial deben resolverse con soluciones y con transformaciones de fondo, sin parches y teniendo en cuenta la importancia de la religión» El obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha señalado que el documento «prosigue la línea de reflexión iniciada en su anterior encíclica “Laudato si” (2015), ampliando el marco del cuidado de la creación al amor de los hermanos, los hombres todos». Asimismo, destaca la idea que hace presente el papa de que «los fallos estructurales de la sociedad mundial deben resolverse con soluciones y con transformaciones de fondo, sin parches y teniendo en cuenta la importancia de la religión». Y es que en esta fraternidad universal que propone Francisco tiene un papel fundamental el diálogo interreligioso. En este sentido, el director de la Comisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Española, el sacerdote malagueño Rafael Vázquez, señala que, para el Papa «la gran aportación que pueden hacer las religiones al sueño de la fraternidad y la amistad social es la “valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo e hija de Dios”. Es decir, una mirada de fe de la existencia humana, que nos lleva a ver en el otro a un hermano y no un extraño, un compañero de camino y no un enemigo de batalla, una existencia revestida de sacralidad y de valor incalculable». Fratelli Tutti es una llamada urgente a volver a Dios para evitar la autodestrucción del hombre. Como afirma Vázquez, «hoy en día, las personas de fe y los líderes religiosos están llamados a abrir la humanidad a la trascendencia, y despertar la llama de la espiritualidad que el materialismo ha apagado en el corazón de cada hombre». Y es que, «sin esta apertura a Dios, “los creyentes pensamos que no habrá razones sólidas y estables para la fraternidad”, porque “la razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica, pero no consigue fundar la hermandad”. Dios es el fundamento último de la dignidad de toda vida humana y el sustento de una fraternidad que supera cualquier proyecto humano de bienestar social. Sin esta apertura al Padre es imposible reconocernos como hijos y, por ende, como hermanos». En su encíclica, Francisco condena radicalmente la violencia, el terrorismo o la guerra en nombre de Dios e invita a las distintas religiones a asumir juntos «la cultura del diálogo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio». Con este texto, –afirma Vázquez–, «Francisco nos vuelve a decir con rostro amable y profundidad en su mirada: “Si quieres contemplar hoy el auténtico rostro de Dios, no hay más que un camino, el del rostro concreto del hermano que sufre”». Y es que la parábola del Buen Samaritano, en la que un hombre malherido al borde del camino es ignorado por dos personajes y tratado con misericordia por un tercero, es propuesta como camino concreto para el hombre y la mujer de hoy, a nivel personal y como sociedad. El director de la Comisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el diálogo interreligioso lanza una invitación a acoger esta llamada del papa a vivir como buenos samaritanos: «Prueba a vivir así, aunque solo sea una mañana. Cuando te encuentres con tus familiares, cuando camines por la calle, cuando acudas a tu trabajo, cuando vayas con tus amigos, a tu parroquia, al supermercado… Cuando te encuentres a un inmigrante, a un musulmán, a alguien que pide por la calle… Son tus hermanos. Y si eres médico o periodista o político o economista, ponle rostro de hermano a todo lo que haces. Piensa que trabajas por tus hermanos, y no puedes utilizarlo, ni lanzar mentiras sobre ellos, ni difamar, ni aplicar principios de economía que puedan perjudicarle, ni permitir que la injusticia los roce. Entonces cambiará tu vida, se transformarán tus espacios y tus tiempos, y poco a poco estarás haciendo realidad el sueño de la fraternidad».