Noticia JULIO DIÉGUEZ. Economía y empresa en la desescalada Publicado: 05/05/2020: 12986 JULIO DIÉGUEZ SOTO. DOCTOR EN CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES Aprender a valorar el trabajo desempeñado por profesionales que contribuyen, de forma esencial, a mejorar la vida de la población ha sido una de las mejores cosas que nos va a dejar esta pandemia. Todas las empresas son aliadas, todas deben ayudarse, nadie se salva solo. Una “emergencia como la del COVID-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad” (Pontificia Academia para la Vida. Nota sobre la emergencia COVID 19), también en el mundo empresarial. En los últimos años hemos asistido a una sociedad que exigía el trabajo de otros como un derecho sin valorarlo ni agradecerlo. Así, hemos conocido lamentables agresiones a profesionales sanitarios, a profesores o a cuidadores de ancianos. De la misma forma en que a partir de ahora confío en que se valore el trabajo del otro con gratitud por el servicio recibido, también espero que se reconozca el servicio que la empresa presta a la sociedad. ¡Qué importantes son los empresarios y los autónomos! Si no se genera riqueza a través de empresas dinámicas y productivas, ¿Cómo luego pretendemos tener sociedades del bienestar capaces de cubrir las necesidades básicas de todos? Por ello, necesitamos valorar y cuidar a nuestro tejido empresarial, es labor de todos. Y nuestro entramado de pymes y autónomos también debe cuidarse a si mismo. Las empresas inmunes –aquéllas que al dedicarse a actividades esenciales saldrán fortalecidas- y las empresas asintomáticas –aquellas con suficiente fortaleza financiera para aguantar la reducción o suspensión de la actividad económica- debieran ayudar a las empresas infectadas, para que la enfermedad de la inviabilidad no se contagie, como lo hizo en tiempos aún recientes. Las empresas debieran negociar con sus clientes y con sus acreedores, alcanzar acuerdos en un “marco de buena fe entre las partes”, aplazar y fraccionar sus derechos de cobro y obligaciones de pago, para que no se propague la enfermedad, trabajando en alianza y colaboración por la supervivencia del tejido empresarial en su conjunto ¡Qué papel más importante pueden jugar en el diseño de esta estrategia los compañeros economistas y asesores! Asimismo, es preciso reclamar a nuestras autoridades que faciliten el acceso de pymes y autónomos a la financiación –la sangre de la economía-, el aplazamiento de las obligaciones con las administraciones públicas y la adaptación de los procedimientos judiciales para dar respuestas más ágiles a la situación de emergencia que estamos viviendo. Y en este tiempo en el que podemos estar desorientados, acongojados y paralizados, viene Jesús y nos dice: Alégrense (Mt 28,9). Podríamos pensar que es un gesto de ignorancia o irresponsabilidad, pero para los cristianos la alegría es la consecuencia de estar cerca del Señor, que nos invita –sea cual sea nuestro papel en la sociedad- a ponernos en movimiento, en búsqueda de una sociedad más justa y solidaria, y a no dejarnos paralizar por lo que está aconteciendo (Plan para resucitar, Papa Francisco). En el fondo todas las empresas son aliadas, todas deben ayudarse, nadie se salva solo. Una “emergencia como la del COVID-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad” (Pontificia Academia para la Vida. Nota sobre la emergencia COVID 19), también en el mundo empresarial.