NoticiaSantos En la fiesta de la conversión de san Agustín Detalle de la imagen de San Agustín, en el Coro de la Catedral de Málaga // M. ZAMORA Publicado: 24/04/2020: 16125 El 24 de abril la Iglesia celebra el día en que el santo recibió el bautismo de manos del arzobispo de Milán, san Ambrosio. Asistía llena de gozo su madre, santa Mónica. Así refleja este episodio Francisco García Villalobos, quien publica en nuestra web diocesana la vida de los Doctores de la Iglesia: "He aquí que de la casa inmediata oigo una voz como de un niño o niña, que cantaba y repetía muchas veces: Toma y lee, toma y lee. Yo, mudando de semblante, me puse luego al punto a considerar con particularísimo cuidado si por ventura los muchachos solían cantar aquello o cosa semejante en alguno de sus juegos; y de ningún modo se me ofreció que lo hubiese oído jamás. Así, reprimiendo el ímpetu de mis lágrimas, me levanté de aquel sitio, no pudiendo interpretar de otro modo aquella voz, sino como una orden del cielo, en que de parte de Dios se me mandaba que abriese el libro de las Epístolas de San Pablo y leyese el primer capítulo que casualmente se me presentase. Yo, pues, a toda prisa volví al lugar donde estaba sentado Alipio, porque allí había dejado el libro del Apóstol cuando me levanté de aquel sitio. Tomé el libro, lo abrí y leí para mí aquel capítulo que primero se presentó a mis ojos, y eran estas palabras: No en banquetes ni embriagueces, no en vicios y deshonestidades, no en contiendas y emulaciones, sino revestíos de Nuestro Señor Jesucristo, y no empleéis vuestro cuidado en satisfacer los apetitos del cuerpo. No quise leer más adelante, ni tampoco era menester, porque luego que acabé de leer esta sentencia, como si se me hubiera infundido en el corazón un rayo de luz clarísima, se disiparon enteramente todas las tinieblas de mis dudas" Enfermo de pulmón, Agustín dejó la enseñanza y se retiró a una finca en Cassiciaco a prepararse para el bautismo, que recibió de manos de Ambrosio, para gran satisfacción de su madre Mónica, que tantas lágrimas había derramado por su hijo, y que moriría poco después. Es posible leer la semblanza íntegra de Francisco García Villalobos sobre San Agustín. San Agustín, el doctor de la gracia (1) San Agustín, el doctor de la gracia (y 2)