Estos meses están siendo para ellos un momento crítico, al menos, a nivel académico. Especialmente en aquellos estudiantes responsables y trabajadores. Permítame el lector que me dirija directamente a ellos.

¡Ánimo, valientes! Hay mucho pánico a cargar con las propias responsabilidades y a llevar los propios proyectos. Y, sin esperarlo, os ha tocado afrontar un futuro incierto. Queridos jóvenes: vivid con intensidad, pensad con ilusión, actuad con valentía. Con fe en la vida.

Se ha escrito mucho sobre el aprendizaje competencial para que las cosas ocurran. Y he aquí que el 14 de marzo ocurrió lo inesperado; algo que nos paró en seco. Habéis dejado muchas horas en el camino, ilusiones, diversiones; deporte, paseos, gamberradas... habéis sacrificado tiempo y emociones. Os habéis reinventado en vuestras habitaciones, en la relación con la familia, os habéis intentado abstraer de pulsiones y contradicciones; en definitiva del pulso cotidiano. Sé que vuestra familia, en la mayoría de los casos, os apoya y ayuda. Sé que vuestros maestros y profesores están a piñón con vosotros incluso sin saber manejar óptimamente las plataformas o con escasez de medios tecnológicos hasta el punto de compartir ordenador. Sé que los responsables de las administraciones educativas intentan hacerlo bien para ayudaros como mejor saben.

Pero a nadie se le escapa que os enfrentáis a un futuro imprevisible y desconcertante. Os admiro. Y rezo por vosotros. Sois la generación del Covid-19, no porque vayáis a nacer al final del 2020, sino porque alumbráis vuestro futuro en medio del esfuerzo, superación e incertidumbre. Os deseo lo mejor.