NoticiaColaboración Cuaresma, camino de santidad con Gaudete et exsultate Canonización de san Manuel González, el 16 de octubre, en Roma // A. MEDINA Publicado: 19/03/2019: 14795 Mª Cristina González Carrasco, responsable del área de formación y espiritualidad de la Confer «Optar por ser santos es un compromiso personal. Un compromiso que conduce a la felicidad. Es una opción dinámica no hecha de una vez para siempre sino que se hace cada día» Gaudete et Et exsultate, la exhortación del Papa sobre la santidad, es un texto para acoger sus palabras, orar con ellas y para leerlo con detenimiento. Es una exhortación dirigida a todos los cristianos: “la santidad no es para unos pocos”, y puntualiza que es para todos y que “vale la pena ser santos” y es posible llegar a ello. El Papa Francisco presenta la santidad como una misión más que como una perfección y siempre tiene como referentes los otros y no hay perfección individual. Es una llamada universal que brota de nuestro bautismo y que nos configura con Cristo sacerdote, profeta y rey en una santidad encarnada y misionera. Una santidad que tiene sus riesgos, sus oportunidades y sus desafíos. Es una llamada a vivir lo esencial de la vida cristiana. Una llamada que pide una opción personal y seria. Optar por ser santos es un compromiso personal. Un compromiso que conduce a la felicidad. Es una opción dinámica no hecha de una vez para siempre sino que se hace cada día. Cada día el Señor nos llama a ser santos y necesitamos discernir nuestro propio camino sacando a la luz lo mejor de nosotros mismos. Es también una opción que requiere personas libres. El Papa nos propone seguir un camino, el camino de las Bienaventuranzas. La opción por la santidad se traduce en pequeños gestos. Nos hacemos santos en la vida de cada día, intentando hacer lo mejor posible lo que nos toca vivir, haciendo lo ordinario de una manera extraordinaria. La Alegría está muy presente en este texto. Sabemos ya que el gozo está en el centro del Magisterio del Papa Francisco. Un gozo, una alegría unida a una llamada: la llamada a la santidad. La alegría da un tinte a la santidad misma. La alegría nace de la experiencia de ser amados, alcanzados, transformados. Es un don que se nos ofrece, o mejor, es alguien que se nos ofrece como un don gratuito antes de que hayamos hecho algo; es algo que espera ser recibido y que tiene la capacidad de transformar la propia vida, de ensancharla, de abrirle horizontes. A nosotros se nos pide simplemente dejarnos encontrar, dejarnos alcanzar, consentir a esa presencia gozosa, acoger esa presencia amorosa que será, si la acogemos, una compañera de vida que nos invita, a su vez, a descansar en ella, a respirar, a expandir un poco nuestras vidas tan agarrotadas a veces. La Exhortación anima a confiar en el Espíritu, en la gracia para llegar a la santidad, a una vida que responda al proyecto de Dios sobre nosotros. Necesito, necesitamos, la gracia para poder vivir como Jesús lo ha hecho, sin miedo a las dificultades, que tendremos. ¡Dios es quien nos hace santos! Y lo conseguiremos si conformamos nuestro camino al suyo.