DiócesisHomilías Corpus (Catedral-Málaga) Procesión del Corpus Christi 2022. FOTO: AGRUPACIÓN DE COFRADÍAS Publicado: 19/06/2022: 1952 Homilía del Sr. Obispo de Málaga en la festividad del Corpus Christi, durante la Eucaristía celebrada en la Catedral el 19 de junio de 2022 CORPUS (Catedral-Málaga, 19 junio 2022) Lecturas: Gn 14, 18-20; Sal 109, 1-4; 1Co 11, 23-26; Lc 9, 11-17. Testigos del Amor de Dios 1.- La fiesta del “Corpus Christi”, que hoy celebramos, es ocasión propicia para plantearnos, queridos fieles, nuestro compromiso de servicio y solidaridad con los más necesitados, porque somos testigos del Amor de Dios. En este Día de la Caridad estamos llamados a vivir en coherencia con el Amor que recibimos de Dios, para ser testigos del mismo en nuestra vida diaria con un estilo sencillo y austero, diferente al que nos ofrece la sociedad en la que vivimos; los cristianos vamos siempre contra-corriente. Jesús se hizo pan para todos, ofreciéndose en la cruz y dejándonos el sacramento de la Eucaristía como memorial suyo. Él nos invita a hacernos pan para otros, a dar esperanza, a caminar juntos como familia y a vivir la comunión. 2.- El lema de este año se titula: “Somos lo que damos, somos amor”. Celebramos que este Amor nace de la entrega que Jesús hace de su vida, para salvarnos del pecado y de la muerte; y también nos salva de las muertes cotidianas que nos llevan a perder el sentido transcendente de la vida. Según el Evangelio de hoy Jesús acogía a la gente, les hablaba del reino y sanaba a los que lo necesitaban (cf. Lc 9, 11). Jesús anima a sus discípulos a dar de comer a la gente que lo seguía, pero ellos se excusan en que solo tienen «cinco panes y dos peces» (Lc 9, 13). ¡Cuántas veces, queridos hermanos, nos excusamos en que tenemos pocos recursos! Pero con muy poco, Dios obra milagros. 3.- El Señor nos anima a imitarlo; es decir, a aportar lo poco que tengamos; y con la oración y la bendición el pan se multiplica. Jesús «tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente» (Lc 9, 16). El milagro se obró: «Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos» (Lc 9, 17). Dios es infinitamente generoso y sobreabunda en todo; los mezquinos somos nosotros. Cristo nos salva y nos propone un nuevo horizonte, una nueva esperanza, un nuevo estilo de vida, cuya esencia consiste en dejarnos amar por Dios y aprender a amar a los demás. Vivimos del Amor de Dios, que nos hace capaces de amar y ser testigos de su Amor. 4.- Es necesario que nuestro amor sea una luz que alumbre la vida de muchas personas que viven sin esperanza. Vivimos una inestabilidad global que afecta a todo el mundo, porque somos frágiles y vulnerables. Experimentamos diferentes crisis, tanto económicas como sociales y culturales, que están haciendo estragos en nuestro mundo. Hay millones de personas desplazadas de sus hogares buscando condiciones dignas de trabajo y de vida. Pero al mismo tiempo hay algo muy positivo: la presencia del Amor de Dios en nuestra vida. Somos también capaces de solidaridad y de generosidad, que nacen del Amor de Dios y conmueven nuestras entrañas al ver el sufrimiento de los demás. La fraternidad universal, en la que tanto insiste el papa Francisco (cf. Fratelli tutti), traspasa todas las fronteras porque tiene su origen en el amor de Dios. Nuestras “Caritas” son un verdadero testimonio de que este amor mueve los corazones de muchas personas, que ayudan, colaboran y participan en un proyecto de sociedad nueva. 5.- En este Día de la Caridad queremos apostar por los demás, proponiendo proyectos personales y comunitarios de acciones concretas con las personas más vulnerables; con la justicia y los derechos humanos; con el cuidado de la Creación. Como nos recuerda el papa Francisco: “La solidaridad es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales” (Fratelli tutti, 116). 6.- En la fiesta litúrgica del “Corpus” celebramos que el amor es lo único que da sentido a nuestra existencia humana; que el amor nos hace crecer humanamente y nos permite avanzar socialmente hacia el bien común. El amor es el mejor el mejor motor de la historia. Los cristianos estamos llamados a vivir el Amor de Dios y a reflejarlo en nuestras acciones mediante un estilo de vida más austero; de lo contrario, consumimos muchos bienes y recursos que pueden faltarles a otros. Debemos hacernos pan para otros; tejiendo relaciones fraternas con los demás, aunque sean diferentes y no piensen como nosotros; promoviendo paz; dando alegría y esperanza, siendo constructores de comunión y de fraternidad. Este es un plan precioso para todo cristiano; y hoy el Señor, que se nos ofrece sacramentalmente, nos invita a ello. 7.- Como dice el papa Francisco, “servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad (…). El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la ‘padece’ y busca la promoción del hermano” (Fratelli tutti, 115). Ser seguidores de Jesús nos lleva a compartir lo mejor de nosotros mismos, implicarnos en la vida de los otros, no pasar de largo, sino acercarnos como el buen samaritano (cf. Lc 10, 30-37). Pidamos al Señor, que nos manifestó su amor ofreciéndose como alimento de vida eterna en el sacramento de la Eucaristía (1 Co 11, 24-25), que sepamos también nosotros ofrecernos a los demás, siendo testigos del Amor de Dios. Santa María de la Victoria, nuestra Patrona, nos acompañe cada día en la entrega amorosa a los hermanos más necesitados. Amén. 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