NoticiaColaboración El asalto de la redes sociales Publicado: 16/01/2021: 10827 EL ALFEIZAR El asalto al Capitolio y la suspensión permanente de la cuenta de Twitter de Donald Trump es todo un símbolo del poder real que pueden llegar a ejercer las redes sociales. No las infravaloremos y utilicémoslas para hacer el bien. A parte de ser empresas que cotizan en bolsa, son espacios donde se pueden visibilizar puntos de vista, miradas e imágenes. Todo se mezcla de manera aparentemente ingenua en ese particular universo pero nada más lejos de la realidad, ejercen tal capacidad de transformación que una idea puede llegar a tomar cuerpo pasando del mundo virtual al real en cuestión de horas. El mundo virtual es, en su presentación, una construcción: digo lo que quiero, expreso lo que me da la gana y cómo lo deseo. Y, consecuentemente, busco generar en el seguidor o visitante una reacción concreta. Para bien o para mal. Si nos damos una vuelta por las redes asistimos atónitos a cómo la gente expresa su felicidad, comprobamos cómo se muestra de polarizada la sociedad o el sesgo ideológico del que se hace gala. Y esto es peligroso porque ni la vida es absolutamente feliz para todos, ni estamos tan polarizados, ni solo somos cómo nos mostramos. Por cierto, encontraremos poblando también en las redes sociales denuncias necesarias, planteamientos religiosos oportunos o miradas enriquecedoras; que de todo hay en este mundo. Ahora bien, el problema surge cuando cogiendo una parte de lo volcado o elevamos a la categoría de absoluto con la consiguiente confrontación o decepción. Además con un resultado extrañamente sorprendente hasta el punto de que hay quien se sienta impune a la hora de venirse arriba. En el confinamiento se rompió de manera más evidente las fronteras digitales favorecido una mayor democratización. Esto, que en principio podría ser bueno, contiene un riesgo: que construyamos una sociedad polarizada con el móvil entre las manos olvidando que la dignidad humana y el progreso pasa por cultivar el ser y el respeto a los demás, personal e ideológicamente hablando.