El sacerdote Antonio Jesús Carrasco Bootello, rector de la Basílica de la Esperanza, afirma que están viviendo «con mucho gozo y agradecimiento al Señor este momento presente por habernos dado la oportunidad de contemplar el final de unas reformas en el interior de la Basílica Menor Del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza».

Fue en el mes de marzo cuando «la cancela de dicho templo fuera cerrada para suspender el culto (una vez trasladadas las imágenes de nuestros Titulares a la parroquia de Santo Domingo de Guzmán), se viven en su interior intensas horas de esfuerzo y entrega con muchísima ilusión y alegría, llevando a cabo los últimos preparativos para que, si Dios quiere, el próximo día 9 de septiembre se abran de nuevo las puertas de esta emblemática Basílica», explica el rector de la Basílica.

Los actos comenzarán a las 12.00 horas, «con el rezo del ángelus y la exposición de las imágenes hasta media tarde, para que puedan ser visitadas previamente a la Eucaristía que, D.M., estará presidida por el Sr. Obispo D. Jesús Catalá Ibáñez, como pastor de nuestra diócesis malacitana, concelebrada por varios sacerdotes, a la que han sido invitados representantes de distintos estamentos a nivel religioso, político y civil», concreta Antonio Carrasco.

Las reformas, aprobadas por el CAE del Obispado en octubre de 2018, han consistido en «la adecuación del ábside del altar mayor donde descansan casi permanentemente las sagradas imágenes con una estructura efímera de escayola que no sustituye en ningún momento a ningún retablo». Y añade que el objetivo sólo es «dignificar el templo habiéndose pintado sobre el tabique de yeso secundario, colocado en una estructura atornillada, un fondo al estilo bizantino a imitación del que hubo en el primitivo altar de esta archicofradía en el convento dominico antes de 1931».

Además, en palabras del rector de la Basílica, «se ha pintado el interior del recinto sacro después de 31 años, sustituyendo la antigua instalación eléctrica. Durante estos meses el templo estuvo cerrado al culto, venerándose el Nazareno y la Esperanza en la parroquia de Santo Domingo, casa natal de esta Pontificia y Real Archicofradía».