Noticia «El Camino ha sido una experiencia espiritual» Foto de familia de los 216 peregrinos de la Diócesis de Málaga en el Camino de Santiago // J. BACALLADO Publicado: 03/08/2017: 18517 Tras la llegada a Santiago de Compostela, en la tarde del 2 de agosto, la celebración de la Vigilia de acción de gracias y el abrazo al "Santo", los peregrinos malagueños se hicieron una foto de familia. Aquí nos dejan algunos testimonios de lo vivido en la última semana. Esta experiencia de Camino de Santiago ha estado organizada por Acción Católica General, como acto previo al Encuentro de Laicos de Parroquias-III Asamblea General de Acción Católica General, que tiene como lema “Salir, caminar y sembrar siempre de nuevo” (EG21). Ha sido un Camino de Santiago en “clave juvenil”, en el que han 216 peregrinos de la Diócesis de Málaga, acompañados y coordinados por la Delegación de Juventud. Álvaro Guardiola ha sido el responsable de coordinar la experiencia desde Málaga. Para él, «el Camino ha supuesto encontrarme conmigo mismo y con el Señor. En estos días, he podido tener una experiencia más de esa Iglesia diocesana de Málaga que camina, y de esa Iglesia de España a la que hemos conocido un poco más a través de los laicos de la Acción Católica General. Es una alegría saber que, a pesar de ser un grupo tan numeroso, a veces complicado para organizar, el Señor ha estado con nosotros, el trabajo ha sido llevadero y todo el mundo ha puesto de su parte para que sea una magnífica peregrinación con muchos frutos». Andrés Sotorrío es un joven de la parroquia de la Victoria: «para mí la experiencia del Camino de Santiago ha sido bastante sorprendente. Éramos muchísimo jóvenes andando juntos y, a pesar del dolor y del cansancio, estuvieras en la parte de la fila que estuvieras, si alguien te pedía algo, allí estabas; y si tú necesitabas algo, alguien te salía al paso. Daba igual de dónde fueras o en qué pensabas, lo importante es la fe que nos unía y un mismo Camino y un destino para todos». María Elena es Hermana Nazarena en Málaga, ella «venía con muchas ganas y mucha ilusión, porque caminar con nuestra diócesis siempre ha sido un placer. A esto se une la alegría de los jóvenes y todo lo que nuestra Delegación de Juventud hace por todos nosotros, que siempre nos empuja a descubrir a Cristo caminando juntos. Me quedo con que realmente la comunión es posible y Cristo, cuando reina entre nosotros, hace que todo sea maravilloso». Pablo Ortiz es un joven del Colegio Maristas. Para Pablo, «el Camino ha sido una experiencia de descubrimiento, tando de personas, como de un nuevo sentido en mi vida. En todo momento tenemos una compañía, la de Jesús, solo tenemos que descubrirlo, abriendo los ojos. De todos los momentos que hemos vivido, me quedo con la llegada a Santiago, con la ilusión con la que nos abrazamos todos, que siguió siendo la misma ilusión cuando celebramos la Vigilia de acción de gracias por la noche». Santiago es seminarista de la diócesis de Málaga. Afirma que, de todo lo vivido «me quedo con la experiencia de compartir la fe con todos los jóvenes, tanto de otras diócesis como de la nuestra. La experiencia es única. El cansancio, las subidas y bajadas, son como la vida misma. Es duro y pensamos que no vamos a llegar, pero el Señor te da fuerzas y llegas, aunque sea con agujetas». Mónica Flores es catequista de la parroquia de la Divina Pastora. El Camino ha supuesto para ella «una superación personal y una vivencia espiritual muy fuerte. Ha sido muy grande. Ha habido cuestas, esfuerzos muy fuertes y con el Señor todo se lleva y doy gracias a Dios en mayúsculas por todo». El seminarista José Bacallado, también ha formado parte de la organización del Camino de Santiago y se ha encargado de la difusión en redes sociales. Para él, «ha sido una experiencia en la que he visto a Cristo en los jóvenes y también he visto la necesidad de que las nuevas generaciones de sacerdotes apostemos por los jóvenes y por el futuro de la Iglesia. Si algo me quedó claro es que mi labor, entre otras muchas cosas, es ser guía, pero principalmente acompañante de un pueblo de Dios formado y comprometido en sus realidades».