NoticiaStma. Virgen En mayo contemplamos la belleza de María Publicado: 19/04/2022: 4670 Santuarios Durante el mes de mayo, dedicado a nuestra Madre, la Virgen María. es tradición entre los cristianos la visita a los santuarios marianos y a las ermitas, que son un verdadero tesoro en nuestra diócesis. Cada santuario y cada ermita suele tener como origen una revelación o un hecho extraordinario vinculado a la Virgen María. La diócesis de Málaga está salpicada de estos lugares llenos de antigüedad, historia, belleza y siglos de devoción y culto. Si hacemos un recorrido rápido nos encontramos con el Santuario de Santa María de la Victoria, patrona de la Diócesis y de la ciudad de Málaga, que data del siglo XV; en Melilla se venera a la patrona, la Virgen de la Victoria, en la parroquia de la Purísima Concepción, del siglo XVI; en Ronda encontramos el Santuario de Nuestra Señora de la Paz, también del siglo XVI; en Álora, el Santuario de Nuestra Señora de Flores, cuyo origen se remonta a una ermita del mismo siglo que las anteriores, el XVI; en Archidona, la Ermita de Nuestra Señora de Gracia, del siglo XV; y en Cártama, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, del siglo XVI. Cada uno de estos santuarios es lugar de peregrinación durante todo el año y, con más intensidad aún, en este mes de mayo. Después de dos años de pandemia, «creo que hay deseos de venir en peregrinación al Santuario de la Patrona: es una visita a la Madre que late siempre en el corazón de los creyentes. De hecho, ya hay muchas peregrinaciones anotadas en el Agenda del Santuario. Algunas coincidiendo con el rosario y la Misa de la tarde y otras en horas distintas, celebrando la Eucaristía o bien teniendo una celebración de la Palabra. En todas suele haber ofrenda floral y visita del Camarín», afirma Alejandro Escobar Morcillo, párroco del Santuario de la Victoria, en Málaga. Y es que, estas peregrinaciones tienen un profundo sentido y «nos lo explica muy bien el papa Francisco: “El Santuario guarda la memoria del Pueblo fiel que en medio de las tribulaciones no se cansa de buscar la fuente de agua viva donde refrescar la esperanza”. Así pues, venir ante la Madre de la Victoria supone “refrescar la esperanza” de que es posible construir una comunidad cristiana cada día más acorde con el Evangelio y una sociedad más humana. Venir al Santuario, ante la Virgen es rozar la ternura de la Madre ¡que tanto bien nos hace!», concluye Alejandro. Los grupos y parroquias que aún no hayan reservado la fecha para peregrinar ante la Patrona, pueden hacerlo llamando a los teléfonos 952 25 26 47 y 676 65 55 71, o enviando un e-mail a santuariodelavictoria@gmail.com VIRGEN DE LA CRUZ En la villa de Benalmádena, en el núcleo urbano, se venera, desde hace siglos, la imagen de María Santísima en su advocación de Nuestra Señora de la Cruz, como Patrona de toda la ciudad. Su párroco, José Morales Melguizo explica que se trata de «una larga tradición de permanencia de la imagen en este pueblo, en el que se conoce la devoción desde 1654, gracias a un regalo de un acaudalado señor, Baltasar de Zurita, que expresa su deseo de que, tras su muerte, dejaría veinticuatro varas de tafetán carmesí para que se le realizara a la Santísima Virgen de la Cruz, que se veneraba en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Benalmádena, según sus propias palabras, un dosel y una saya. Seguramente ya tenía cierta tradición. Todos estos datos y más constan en el Archivo Histórico de Protocolo Provincial de Málaga». Y es que «Benalmádena siempre ha sentido un profundo amor hacia Nuestra Señora de la Cruz, a pesar de las crudas circunstancias que con el tiempo les azotara. Es así que, en el año 1936, durante los terribles sucesos ocurridos en la Guerra Civil, fue destruida y quemada la imagen que hasta entonces se veneraba bajo la advocación de la Cruz en el pueblo». José tomó posesión como párroco del pueblo el 3 de agosto del 2019 y, «en pocos días pude comprobar la gran devoción que se le tiene y el cariño con que se trata a Nuestra Señora. No salía de mi asombro: romería el primer domingo de agosto, estando repleta la plaza del Muro de carretas y de grupos de gente que van a dar el primer saludo a la Madre, acompañarla en la salida, rezar el Angelus en el camino y compartir la fiesta en el campo. Pero, he aquí que el día 14 de agosto, siendo ya párroco oficial, desde el altar improvisado y con toda la plaza del Muro repleta de gente, viví la ofrenda de flores pensando, "pero si no cabe ni un alfiler". Y el 15, día de la fiesta, la celebración de la Eucaristía solemne, con más participación aún». «Pero también os digo», añade el párroco, «que hay en esta parroquia un nido para la ternura de la que la fe también necesita alimentarse. Estas fiestas son un filón de ricas y hermosas tradiciones que bien pueden proyectar, como dice el Concilio, nuestra vida creyente hacia el futuro, que es lo que importa. En esta parroquia se vive una atmósfera especial para la oración, que esta misma imagen de María de la Cruz genera y contagia (haciendo presente a quien representa). Y, por todo ello, vale la pena felicitarnos unos a otros».