NoticiaMedalla Pro-Ecclesia Malacitana Francisca Ruiz: «Esta medalla no es para mí, es para todos» Publicado: 23/07/2024: 5361 Salesianos, Antequera El Colegio Salesiano de Antequera acogió la entrega de la Medalla Pro Ecclesia Malacitana a Francisca Ruiz Gómez, quien lleva en él 20 años sirviendo como catequista. El director del centro educativo solicitó al Sr. Obispo la Medalla para Paqui, como todos la conocen, por su generosidad y entrega entre alumnos y familias y así se lo mostraron ese día. ¿Qué significó para usted recibir esta Medalla? Una sorpresa y una ilusión muy grande sobre todo porque yo no la considero mía, sino de todos, especialmente de la Virgen María, que es quien nos lleva al Hijo. Por motivo de mi enfermedad, he tenido que visitar muchos hospitales y siempre la llevo conmigo. Es todo un honor que me la concediera el Sr. Obispo porque es por un servicio que he hecho, y sigo haciendo, al que me siento llamada por Dios. Fue un día lleno de emociones y recuerdos y aún me sigo emocionando cada vez que lo recuerdo, sobre todo al verme rodeada de tanto cariño de los alumnos del centro, con los que comparto tanto. Un día para darle gracias a Dios. Lleva muchos años como catequista y también formándose, ¿no es así? Así es. Es importante prepararse para poder comunicar a los demás la Palabra de Dios. Hice los cursos de la Escuela Teológica, los de lector y ministro de la comunión… y estoy al servicio de lo que haga falta. No se trata de estar mucho tiempo haciendo algo, sino de hacerlo con toda la generosidad. Igual una persona que acaba de llegar aporta más que yo en 40 años, ¿no le parece? Yo aprendo mucho de los jóvenes. ¿Cuál es su acción de gracias a Dios? Tengo ya 66 años y todos los días le doy gracias a Dios por la vida que me regala. Abro los ojos y le digo: “aquí estoy para lo que envíes”. Le doy gracias porque, dentro de mi enfermedad, puedo seguir activa. Estoy casada y tengo una hija y un nieto. Mi marido está siempre ahí, a mi lado, compartiendo lo bueno y lo malo, compartimos la labor. El aplauso siempre, para el Señor.