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Arzobispo de Rabat: «Cáritas se está desviviendo por nosotros tras el terremoto»

Publicado: 13/09/2023: 9631

BIZUM 38047

Mons. Cristóbal López, cardenal arzobispo de Rabat, diócesis afectada por el Terremoto de Marruecos, ha explicado en una entrevista concedida a DiócesisMálaga cómo la comunidad cristiana está trabajando sobre el terreno para apoyar a las víctimas y cómo está siendo el apoyo de Cáritas Internacional. Desde Cáritas Málaga continúa abierta la campaña de emergencia para canalizar la ayuda al país vecino con el BIZUM 38047.

También es posible colaborar con la iniciativa "Cáritas con Marruecos" a través de transferencia o tarjeta bancaria siguiendo este enlace.

El cardenal Cristóbal López, arzobispo de Rabat, explica en esta entrevista a DiócesisMálaga la situación actual de su diócesis tras el terremoto de Marruecos: «Felizmente el Estado marroquí ha puesto a todo el ejército al servicio, la protección civil, las fuerzas auxiliares, etc. Y también han empezado a llegar los españoles, 50 miembros de la Unidad Militar Emergencia (UME), han llegado de Inglaterra, han llegado de Emiratos Árabes Unidos, han llegado de Catar, y todos están trabajando en eso a la par que Cáritas, por una parte, y otras muchas asociaciones y ONGs». Más adelante, de aquí a un mes o dos –señala– «se planificará la reconstrucción y eso será muy largo y muy costoso. Y espero que la solidaridad que ahora se manifiesta como una avalancha no haya acabado para ese momento, porque ahora podemos pasar con 100.000 euros, pero después se necesitarán millones de euros para la reconstrucción».

El arzobispo salesiano, almeriense de nacimiento (Vélez Rubio, 1952), ha querido «agradecer la generosidad y la solidaridad con el pueblo marroquí que se manifiesta por todos los conductos. Porque la red de Cáritas Internacional, que comprende más de 200 países se desvive por nosotros. No sólo la Cáritas Española, Italiana o Francesa, que son las más cercanas, sino por ejemplo Cáritas Seúl, en Corea del Sur, Cáritas de Estados Unidos, de todas partes están queriendo colaborar ante este desastre. Y después todas las asociaciones, diócesis particulares, personas, organizaciones, es una avalancha de solidaridad».

No obstante, Mons. López ha hecho un llamamiento a que la solidaridad afectiva (mensajes, oraciones, condolencias, etc.) se transforme en solidaridad efectiva, de ayuda concreta. Y que esta solidaridad efectiva no sea puntual y momentánea; sino que se convierta en cada persona en un estilo de vida personal, en una actitud permanente. Hemos de pasar de hacer actos de solidaridad a ser solidarios las 24 horas del día y los siete días de la semana y los 12 meses del año. Hemos de pasar de hacer caridad a ser caritativos, todo el tiempo y con todas las personas» y ha añadido que «hay que ser caritativos, hay que ser solidarios, no solamente hacer actos de caridad en un momento concreto, y hay que empezar por lo más cercano, en nuestra propia familia, en nuestro barrio, en nuestra ciudad. Esa es la cuestión. Ojalá que este impulso de solidaridad dé frutos en un estilo de vida permanente en tantas personas».

El cardenal ha explicado que apenas sintió el temblor, porque Rabat, donde tiene la sede el arzobispado, está a unos 450 kilómetros del epicentro, «así que me fui a dormir tranquilo diciendo, bueno, un pequeño temblor de tierra. Pero al día siguiente ya, cuando me desperté, me enteré de su gravedad». No obstante, conoce de cerca la situación dramática que han vivido muchas personas y ha contado historias concretas como la de «ese señor que estaba como "zombie", como "grogui" y después te enteras de que ha perdido a su esposa y a cinco hijos y que está solo en la vida. Que haya perdido la casa ya no le importa, porque una casa sin sus hijos y sin su señora, ¿de qué sirve?». Pero, en medio del drama, también surgen momentos de esperanza por la grandeza humana, como el testimonio de voluntarios que «han llegado a esas aldeas donde la gente lo han perdido todo y la gente les ha recibido con un trozo de pan y un vaso de leche, que no se sabe de dónde lo han sacado, pero que se lo quitan de su boca para poder dárselo al que llega allí como visitante. Porque el pueblo marroquí es muy hospitalario. Hay muchas historias así, historias de dolor que francamente te rompen el corazón, pero también historias bonitas de gente que sigue siendo solidaria o que demuestra su solidaridad, a pesar de que lo estén pasando peor que cualquiera».

La oración es fundamental para sostener a los fieles en momentos dramáticos como los que están viviendo, por eso la Iglesia de Rabat celebró una Eucaristía por todas las víctimas del terremoto. En su homilía, D. Cristóbal respondió a una de las preguntas de más difícil respuesta desde la fe: ¿Dónde estaba Dios durante el terremoto?. Recordando su predicación de aquel día y cómo contestó a la cuestión, el prelado reconoció que «no es una respuesta que convenza a todos, a veces a mí mismo me cuesta, y es que Dios nos ha creado libres. Él no interviene en la marcha de la naturaleza que Él ha puesto en funcionamiento y ha dejado en nuestras manos. No es responsabilidad de Dios que existan inundaciones o terremotos. Eso sí, en ese sentido nos ha dado la inteligencia y los medios para que podamos evitar las consecuencias. Pero a veces somos nosotros los que construimos donde no se debe construir o de una manera que no es la apropiada. Entonces pasa lo que pasa. Otras veces, como en los accidentes de circulación, es nuestra responsabilidad, nuestra o del que ha chocado contra nosotros, pero es la responsabilidad humana. Y algunos dicen: "sí, pero Dios podría intervenir y parar eso"; pero entonces ya no seríamos libres, ya seríamos marionetas en manos de Dios». Pero, –continúa– «no pudiendo solucionar ese problema, que ha sido en la mayor parte de los casos creado por nosotros, él sufre a nuestro lado. Y entonces, mirar al crucifijo, mirar a Dios hecho hombre crucificado, es la manera de entender un poco dónde está Dios: en el que sufre. Dios está verdaderamente en aquel que está pasándolo mal y se identifica con el que sufre. Y dije que sería una blasfemia decir que Dios ha enviado esto para castigarnos. Dios no envía ni las enfermedades ni los accidentes».

Animando a los fieles a continuar colaborando con Cáritas a través del BIZUM 38047, el cardenal arzobispo de Rabat ha querido dar las gracias a todos los que han contribuido y seguirán haciéndolo, expresándoles «toda nuestra fraternidad con los cristianos de la diocesis de Málaga, de toda Andalucía, de España y del mundo entero. Gracias de todo corazón. Que el Señor se lo pague».

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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