NoticiaFamilia 9 de abril: Jornada por la Vida Publicado: 09/04/2018: 11304 La Jornada por la Vida se celebra anualmente en torno a la fiesta de la Anunciación del Señor, el 25 de marzo. Este año, al coincidir con el Domingo de Ramos, la Conferencia Episcopal decidió trasladar la celebración al 9 de abril. «¿Acaso hay seres humanos de primera, de segunda o de tercera categoría?» Con el lema “Educar para acoger el don de la vida”, la jornada pretende que las comunidades cristianas demos gracias a Dios especialmente en este día por el don de la vida y que reflexionemos sobre la dignidad de toda vida humana desde el nacimiento hasta la muerte natural. Ismael Herruzo y Toñi Delgado son el matrimonio delegado diocesano de Pastoral Familiar. Con motivo de esta Jornada por la Vida 2018, que celebraremos el lunes 9 de abril, reflexionan sobre el lema de este año. Para Ismael y Toñi, la propuesta del lema: “Educar para acoger el don de la vida”, es muy importante «en medio de una sociedad que vive de espaldas a la muerte, con la utopía de que la biotecnología permitirá posponerla y que limita la dignidad de la vida, solo, a aquella que se deriva de la dignidad aportada por su valor utilitarista». Los responsables de Pastoral Familiar recuerdan el mensaje de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida, entidad de la que depende esta jornada: «como nos dicen nuestros obispos “El don de la vida, que Dios Creador y Padre ha confiado al hombre, exige que este tome conciencia de su inestimable valor y lo acoja responsablemente. Este principio básico debe colocarse en el centro de la reflexión encaminada a esclarecer y resolver los problemas morales que surgen de las intervenciones sobre la vida naciente y los procesos procreativos”, así como al final de la misma. Es incomprensible, que esta sociedad no reaccione ante el aborto, no entendiendo la dignidad de esa vida incipiente que, ya desde su concepción, es “soñada por Dios, con un plan establecido personal” que nos invita a descubrir nuestra máxima dignidad en Él. Así se llega incluso a institucionalizar la eugenesia ante malformaciones o anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down, del que estos días hemos celebrado su “Día mundial”, haciendo visible su reivindicación al derecho a la vida». “Calidad de vida” Ismael y Toñi afirman que debemos evitar reducir la vida humana «al concepto de calidad de vida, y de este modo considerar que hay vidas que no son dignas de ser vividas, pues no tienen “calidad” suficiente. ¿Acaso hay seres humanos de primera, de segunda o de tercera categoría? La experiencia ética originaria nos permite percibir que todos los seres humanos somos igualmente dignos y valiosos; y para los cristianos deriva de reconocer que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y que Él nos ama sin condicionantes. Cuando uno se sabe amado incondicionalmente por Dios, es consciente de su propia dignidad, y también sabe que los demás son igualmente amados y valiosos. Ello permite la fraternidad entre los hombres, clave del desarrollo sostenible». Desde la Delegación de Pastoral Familia de la Diócesis, sus responsables afirman que «la sociedad y el Estado deben ser garantes de la familia para que esta pueda cumplir su misión de custodiar, revelar y comunicar el amor». Y reivindican el derecho «a vivir con intensidad esperanzadora nuestra propia muerte, rechazando cualquier práctica eutanásica; como acto supremo de entrega a un Dios amor que nos espera y que ante la contemplación y aceptación de este misterio, nos aporta la luz que nos impulsa a poder decir con Él: “Ánimo, no temáis, Yo he vencido a la muerte”». 93.131 abortos en 2016 Esta es la cifra que aporta el Ministerio de Sanidad y que revela el nivel de protección de la vida humana en nuestro país. De ellos, en sólo el 0,34% se alegaron “Anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave e incurable”; en el 3,61% “riesgo de graves anomalías en el feto” y en el 6,38% un “grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada”; lo que deja una cifra de casi el 90% cuya alegación es, simplemente “a petición de la mujer”. «Los problemas humanos requieren soluciones humanas» Hace 32 años Don Ramón Buxarrais convocó a los movimientos familiares para la creación de un espacio de escucha y acompañamiento a las familias de Málaga. El Centro de Orientación Familiar (COF) nace cuatro años después con la intención de ayudar a las familias con dificultades a conseguir una vida familiar más equilibrada y una convivencia más humana. El COF es un espacio de atención integral a la familia a lo largo de todo su ciclo vital, con una especial dedicación a la que está en crisis o envuelta en ella y a las familias que carecen de recursos para hacer frente a los gastos que ocasionan servicios de esta índole. Esto se lleva a cabo con los servicios de orientación, mediación, la asesoría jurídica y la terapia familiar y de pareja. Estamos al servicio de la sociedad. “Los problemas humanos requieren soluciones humanas” Mª Cruz Fernández-Llebrez nueva directora del COF aporta conciencia cristiana, compromiso, cooperación y profesionalización. «Recoger lo trabajado y vivido por mis predecesores y hacerlo parte del nuevo equipo» es objetivo prioritario en la nueva dirección del COF. La familia está necesitada de escucha, acompañamiento y orientación y en esto el Centro de Orientación Familiar seguirá siendo un faro de esperanza para ellas. Francisco, contra la cultura del descarte «Quien cuida a los niños está del lado de Dios y vence a la cultura del descarte, que, por el contrario, prefiere a los poderosos y considera inútiles a los pobres. Los que prefieren a los pequeños proclaman una profecía de vida contra los profetas de muerte de todos los tiempos, también de hoy, que descartan a la gente, descartan a los niños, a los ancianos, porque no sirven. De pequeño, en la escuela, nos enseñaban la historia de los espartanos. A mí siempre me llamaba la atención lo que nos decía la maestra, que cuando nacía un niño o una niña con malformaciones lo llevaban a la cima del monte y lo arrojaban desde allí para que no hubiera niños como ellos. Nosotros, los niños, decíamos : “¡Pero que crueldad!”. Hermanos y hermanas, nosotros hacemos lo mismo, con más crueldad, con más ciencia. Lo que no sirve, lo que no produce, se descarta. Esta es la cultura del descarte; hoy no se quiere a los pequeños. Por eso Jesús se deja de lado». Homilía en la Misa de la visita pastoral a Pietrelcina. 17-3-2018