NoticiaMovimientos «Celebrar los 50 años de la Renovación Carismática es motivo de alegría y de acción de gracias» La Asamblea Regional de la Renovación Carismática tuvo lugar en la Casa Diocesana Publicado: 02/10/2017: 12148 La Casa Diocesana acogió, del 29 de septiembre al 1 de octubre, la Asamblea de la Renovación Carismática Católica de la Provincia Eclesiástica de Granada, a la que pertenece la Diócesis de Málaga. El 1 de octubre, el Obispo de Málaga celebró la Eucaristía con los participantes en la Asamblea, a quienes dirigió estas palabras en su homilía: «La Renovación Carismática es una corriente de gracia, suscitada por el Espíritu Santo dentro de la Iglesia Católica, para experimentar una revitalización de los dones y carismas recibidos durante en el bautismo. Hemos sido bautizados con agua y Espíritu Santo. A partir de ese momento nace una corriente inagotable de gracia como regalo del Señor». Y les recordó las palabras que les dirigió el papa Francisco el pasado mes de junio: «Celebrar los Cincuenta Años de la Renovación Carismática es motivo de alegría y de acción de gracias a Dios. Como dijo el papa Francisco en su homilía a la Renovación Carismática es una “Corriente de gracia del Espíritu. Y, ¿por qué corriente de gracia? Porque no tiene ni fundador, ni estatutos ni órganos de gobierno. (Bueno, Estatutos tiene, porque las cosas hay que encauzarlas; el agua desbordada haría estragos y por ello debe ser encauzada). Claro que en esta corriente han nacido múltiples expresiones que, ciertamente, son obra humana inspirada por el Espíritu, con carismas distintos y todas al servicio de la Iglesia. Pero a la corriente no se le pueden poner diques, ni se puede encerrar al Espíritu Santo en una jaula” (Papa Francisco, Homilía a los miembros de la Renovación Carismática en la Vigilia de Pentecostés (Circo Máximo - Roma, 3.06.2017)». Además de ser motivo de celebración y de acción de gracias, D. Jesús Catalá les recordó que «debe ser también un momento de reflexión en el camino recorrido, para mirar el futuro con esperanza y seguir adelante con más fuerza; y para dejar atrás el polvo acumulado de nuestras miserias y debilidades. En el camino se nos pega el polvo y se ensucian nuestros pies; hay que limpiarlos y proseguir el camino. Éste podría ser el objetivo de la presente celebración. Purifiquemos lo que haya que limpiar y podemos los sarmientos que no sirven, para que sea una realidad eclesial más renovada y rejuvenecida».