¿Qué sintió al recibir la noticia?

Ciertamente no me lo esperaba, porque la tradición en las cofradías de Nerja es que el sacerdote que sale de la parroquia de El Salvador pregona la Semana Santa al año siguiente. El año pasado por ser el 50 aniversario de la Cofradía del Resucitado, ya tenían el pregonero elegido antes de saber de mi marcha, así que pensé que se habían olvidado de mí. Pero la sorpresa fue que no. Así que me entró mucho miedo, porque yo no entiendo de pregones ni sé cómo hacerlos, y para no hacerlo bien y darle la importancia y la relevancia que tiene la Semana Santa de Nerja, prefería no hacerlo. Así se lo manifesté al hermano mayor de la cofradía del Nazareno, que fue quien me lo comunicó.

¿Qué significa para usted pregonar la Semana Santa en el pueblo en el que ha servido como sacerdote?

Significa un privilegio muy grande, del que personalmente no me siento digno. Hablar de los misterios de Dios es algo que a todos nos sobrepasa y nos debe sobrecoger. Y por ello, una responsabilidad grande de no dejar en mal lugar al que dio su vida por nosotros en el altar de la Cruz. Hablar de Dios es siempre un honor.

¿Cómo ha enfocado el pregón?

Pretendo que sea un canto al Señor, que nos ha dado vida en su Muerte y Resurrección. Quiero que sea un espacio de reflexión, que nos ayude a terminar de vivir la Cuaresma con intensidad, con oración, con escucha de la Palabra de Dios, para que la Semana Santa no sea solamente participar o ver una procesión y ya está. Sino que la representación grafica, a través de las imágenes, nos lleve al encuentro con Cristo Resucitado, que es lo importante. Quiero que sea un llamada a las cofradías, para que se impliquen más aún en la tarea evangelizadora de la Iglesia, siendo evangelios vivos. Quiero que sea una llamada a los que la viven externamente, para que se impliquen con las cofradías, que no solamente sea contemplar y ahí acaba todo. En definitiva, pretendo remover las conciencias. La Semana Santa no es solo limpiar tronos, quemar incienso y velas, ponerse un capirote o arrimar el hombro. Hace falta ser consciente de que lo que mostramos por las calles de nuestros pueblos y nuestra ciudad es algo que debemos experimentar y vivir antes, porque mostramos el amor de Dios hacia los hombres. Y esto no es cualquier cosa.

¿Qué nos recomiendas para vivir la Semana Santa?

Lo mejor para vivir la Semana Santa, sin duda: meditar a la luz de la Palabra de Dios los misterios que vamos a celebrar y ver qué repercusión tienen para nuestra vida. No podemos pasar como si nada por algo tan importante para el ser humano: que Dios entregue la vida por nosotros nos está diciendo algo. En segundo lugar, celebrar estos misterios, por medio de los Oficios que tendremos en nuestras parroquias. La fe hay que celebrarla, puesto que una fe que no se celebra, como nos dice el Papa Francisco, es una fe a medias. En tercer lugar, dar testimonio de lo que significa para nuestra vida que el Señor con su muerte y resurrección lleve el amor hasta el extremo, para que así demos razón de nuestra esperanza y nuestra vida. Y también, visitar las calles de nuestra ciudad y nuestros pueblos, que acogerán de una manera plástica la fe que los católicos tenemos; apoyar nuestras procesiones y procurar que sigan siendo verdaderamente una manifestación pública de la fe que tenemos, gracias a Dios, que nos ama incondicionalmente.