Noticia Diario de una adicta (LXVI). El recurso de la relajación Relajación Publicado: 07/07/2017: 2865 He aprendido con bastante soltura a auto-relajarme. Ya puedo entrar, directamente en un estado profundo de manera rápida, con una frase o palabra clave previamente aceptada. En pocos minutos me refugio en mi castillo interior. Me acuerdo que ese castillo también lo alcanzaba con la droga, pues me apartaba de la realidad y me hacia pasar un buen rato; aparcaba los problemas y me ilusionaba con que al despertar, las cosas estarían mejores, y la paz que me producía separarme de todo lo que rodeaba, representaba una experiencia por la que merecía la pena pagar lo que fuera; después, ya se sabe que el desastre era el resultado. Pero lo que actualmente experimento no tiene nada que ver, pues se acompaña siempre de una sensación de seguridad y armonía que perdura y permanece de manera constante y consciente. Tengo conciencia de poder organizar el contenido de mi conciencia con lo que deseo, y también poder barrer definitivamente las motivaciones que la droga ha fabricado en mi mente. He empezado a prepararme para salir a la calle y enfrentarme a las situaciones que se me presenten con una actitud de amabilidad, serenidad y bondad, que son los instrumentos terapéuticos más eficaces para conservar y aumentar la armonía interior. Interpretar la realidad en sentido positivo es generalmente acertar, y de camino: ¡qué paz!, y cómo se ven las cosas. Hemos iniciado este objetivo, con ganas pero con mucho miedo. Es verdad que el miedo nos vuelve cobardes, pero no voy a permitir que ese miedo me frene en mi trabajo. No me apetece salir, pero actualmente no son los sentimientos de temor a enfrentarme a la sociedad los que predominan en mi mente, sino que no quiero perder tiempo, ahora que estoy a por todas, y los frutos de mi trabajo se están haciendo evidentes en mi manera de pensar, y por supuesto en mi conducta. Arturo y Carmen han coincidido en que empiece a salir. Ya he “salido” muchas veces pero desde el estado de relajación y de manera virtual. Me he entrenado en escenas en las que me encontraba con personas desconocidas y conocidas. He llegado a visualizar escenas con Roberto, y no he tenido reacciones raras o desagradables, y también con personas que me hicieron sufrir mucho, entre los que se encuentra Juan, y realmente las he realizado con cierta normalidad y sin que el corazón se me desbocara. El pensar en ello ya no me provoca ninguna opresión en el pecho. Empiezo a desterrar ese miedo, pero me encuentro tan bien en mi casa, que no me planteo ni salir ni recuperar amistades, sino seguir trabajando para fortalecer mi vida interna y consolidar la relación afectiva con mi familia.