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Diario de una adicta (LXV). Un recuerdo

Publicado: 30/06/2017: 2898

He encontrado un billetito en el que anotaba algunas reflexiones de "descarga" cuando estaba en mis tiempos de consumo.

Lo trascribo directamente: " No tengo miedo sino terror a ser rechazada, a ser olvidada y a tener que huir para evitar las heridas y sus dolores que me provocan estas sensaciones que experimento en el contacto con el mundo exterior y que me fuerzan a seguir refugiándome en mi interior y esto es lo que me hace amiga íntima de la droga. Nadie sabe, ¿o sí?, el valor y la fuerza de una sonrisa, de una palmadita, de un gesto amistoso. No gran cosa, solo una simple mirada de comprensión y que me haga sentir que soy alguien, y que me demuestre que soy algo.

Es la indiferencia la que me hiere en lo más profundo y de manera perversa. Sólo pido unos ojos que se fijen en los míos y me confirmen que existo: cuando esto sucede el día se me llena de luz y mis sombras son menos oscuras. ¿Seré algún día amada? ¿Tendré hijos que me llamen mamá? Sólo Dios lo sabe, pero ¿existe Dios? Pensar que en tener entre mis brazos a mi niño es razón suficiente para rechazar todos mis conflictos, o al menos para relativizarlos de tal manera que llego a ignorarlos.

Mamá, mamá, es la palabra mágica con la que muchas noches me quedo adormilada y en los ensueños de las duerme-velas, encuentro la armonía de la felicidad en la añoranza de mi madre. ¡Cuánto y con qué intensidad deseo su ternura! Mamá, mamá, no me dejes. Ven y llévame contigo, estés donde estés. ¡Por favor, ven, ven...!

Hace días que la idea de dejar la existencia para encontrar la vida no deja de estar presente en mi mente. No encuentro argumentos para seguir... ¡qué cansada estoy! Mi amiga me está esperando para ofrecerme un rato de olvido de mi propia existencia."

He leído una frase de “donde no hay amor, pon amor y recogerás amor” y yo he estado mucho tiempo distribuyendo cosas muy diferentes al amor; es lógico que recogiera lo que estaba sembrando. Lo que sí es verdad, que mi resolución de auto sembrarme de pensamiento de amor hacia todo y todos, me esta rellenando por dentro y me hace vivir una sensación que considero feliz.

Estoy enfrascada en una batalla interna, pero totalmente visible para todos los ojos que con cariño me miran, y es la tarea más esencial que he tenido en mi vida, pues quiero construir de manera sólida mi edificio mental. Si tienes la cabeza bien, lo demás es muy fácil. Por esto no dejo de ejercitarme en alimentarla.

Carmen, ¡qué mujer!, me ha abierto, aún más, las posibilidades interiores que todos poseemos; me ha explicado que cuando tenga las ideas o pensamientos que quiero desarrollar, sólo se necesitan meterlos en mis neuronas de la manera más eficaz posible, y esto se puede alcanzar fácilmente desde el estado de relajación que ya domino de manera rutinaria, ¡no hay día que no lo ejercite! Una vez grabadas en mi cerebro, señalan los neuropsicólogos, no pierden intencionalidad, y representan estímulos para consolidar espacios interiores de paz, armonía y alegrías, en los que yo me recreo siempre que puedo.

José Rosado Ruiz

Médico acreditado en adicciones

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