Miguel y Encarni, matrimonio malagueño que está a la espera de su quinto hijo, forman una de las familias de nuestra diócesis que ha participado en anteriores ediciones de esta gran celebración internacional y que esperan volver a repetir este año: «Cuando participamos por vez primera en la Fiesta de la Sagrada Familia en Madrid teníamos dos niñas pequeñas de cuatro y dos años y un bebé de tan solo tres meses. Todo era impresionante: los cantos, la celebración de la Palabra –incluyendo la bendición papal– y la experiencia de las familias». Estos testimonios fueron, para Encarni, lo más impactante: "Es impresionante la experiencia de otros cristianos que glorifican a Dios desde su cruz; las palabras de estas personas imprimían en mí la inefable esperanza de que, en Jesucristo, la muerte ha sido vencida. Familias que después de haber soportado durante años las penurias económicas, el agotamiento físico por los sucesivos embarazos o la enfermedad más despiadada, percibían ahora un fruto abundante: vocaciones al sacerdocio y a la vida contemplativa de sus hijos e hijas; que habían encontrado en Jesús la fuerza para renovarse en su matrimonio, para donarse a uno o más familiares con discapacidad, para evangelizar…».

«La Sagrada Familia constituye, para nosotros, un modelo de vida serena, de oración, una oportunidad cotidiana de amar al otro desde su pequeñez. Vivimos en la doble espera de recibir la venida de Jesús y la de esta nueva criatura, confiados en las palabras del Señor de que quien reciba a un niño en su nombre también lo recibe a Él», señalan.