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Las Mercedarias de la Caridad de Alameda dicen adiós tras más de 140 años

Publicado: 13/09/2024: 3880

Vocaciones

Las Mercedarias de la Caridad dejan el pueblo de Alameda después de más de 140 años de presencia. Fundadas por el beato Juan Nepomuceno Zegrí, empezaron a servir con un colegio, luego una guardería y últimamente, una residencia de mayores que acoge a 25 personas, siempre con el deseo de hacer realidad su carisma: liberar al ser humano de su esclavitud. La falta de vocaciones es uno de los factores que ha intervenido en su marcha y el pueblo se ha volcado en la despedida, que presidió el Obispo de Málaga.

Como última celebración antes de dejar el pueblo, las Mercedarias de la Caridad de Alameda celebran desde el 15 de septiembre la novena a Nuestra Señora de la Merced en su convento, en la residencia Nuestra Señora de las Mercedes. En ella celebran la Eucaristía, además del párroco y el arcipreste, distintos sacerdotes del arciprestazgo, anteriores párrocos o naturales de la localidad.

Y es que la Virgen de la Merced estuvo en el origen de su fundación, ya que sirvió de inspiración al beato Juan Nepomuceno Zegrí cuando, en 1878, funda en Málaga esta congregación religiosa. La comunidad de Alameda, que nació en 1882, cuenta en la actualidad con cinco religiosas, aunque de edad avanzada. Dos irán a la casa de hermanas mayores en Málaga; una, a la casa de hermanas mayores de Cájar (Granada); otra, a una residencia de ancianos en Cazorla y la última, a una residencia de hermanas mayores en Córdoba. 

Alumnas del antiguo colegio con las religiosas, en una foto de archivo

Alumnas del antiguo colegio con las religiosas, en una foto de archivo

Sor María Gil Amores, superiora de la comunidad de Alameda desde 2015, reconoce que «estos nueve años han sido para mí muy felices, con sus sombras y sus luces. Cuando vine había tres ancianos y ahora tenemos 24. He visto una presencia de Dios muy grande aquí, porque Dios nos ha ayudado muchísimo».

Entre las más mayores está Sor María del Carmen, de 93 años, que ha estado en el pueblo en dos etapas de su vida. Ella cuenta: «Estuve en mi juventud, vine con 24 años y estuve siete años aquí sirviendo en el colegio, de 1954 a 1963. Teníamos cuatro clases, de párvulos a mayores. Fui muy feliz. El pueblo estaba volcado con la comunidad. Dentro de nuestra pobreza, no nos faltaba nada, porque estaban pendientes de nosotras en todos los sentidos. Luego volví aquí el 29 de junio de 2018. Y también, la misma felicidad. Volviendo a encontrar a mis antiguas alumnas, viendo el fruto que desde el inicio del apostolado de las monjas ha habido en el pueblo».

DESPEDIDA

El 26 de septiembre, a las 19.30 horas, fue el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, quien presidió la Eucaristía de despedida de las religiosas en la parroquia Purísima Concepción de Alameda. El pueblo entero se ha volcado en la preparación de esa fecha. Tras la Eucaristía, celebraron una cena de despedida en su honor. 

Debido a su labor en el pueblo y a su carisma de cercanía y entrega, las religiosas han cosechado muchos frutos personales y espirituales en la localidad. 

Trabajadoras, amigos y religiosas en la residencia de mayores

Trabajadoras, amigos y religiosas en la residencia de mayores

Uno de ellos es el de Tere, que lleva 40 años trabajando con las religiosas, ahora en la residencia de mayores. «Solo puedo decir cosas buenas de ellas, porque han hecho una labor muy bonita en el pueblo. Han ayudado a los hermanos necesitados, a nosotros no han querido como a una familia y nosotros a ellas lo mismo. Yo solo tengo palabras de agradecimiento hacia ellas, porque han sido muy buena para nosotros».

Puri lleva 32 años trabajando codo con codo con las religiosas, ya que fue trabajadora de la antigua guardería y, cuando se produjo el cambio, de la residencia. «Para mí han significado mucho: mis padres estuvieron con ellas, mis hermanos también, en el colegio. Y para nosotros las monjas la verdad que han sido un testimonio muy grande. Hacen una labor preciosa. Siempre nos han estado guiando. Y con todas las que han pasado, me llevaba bien, y las he acompañado siempre en todo lo que podíamos. Me da mucha pena que se las lleven, porque me han llenado mucho y me han ayudado mucho a mí y a mi familia».

Verónica Algal estuvo en la guardería de pequeña y, ahora, es la directora de la residencia de las Mercedarias en Alameda. Destaca de ellas «su vocación por ayudar a los demás, por cuidar a los mayores, su forma de trabajar, creyendo siempre en las cosas bien hechas. Son muchas cosas que no voy a olvidar que ellas me han ido enseñando a lo largo de los años. Para el pueblo, la obra social que han hecho es muy importante. Fueron colegio, guardería, asilo de ancianos y han atendido aquello que se necesitaba en cada momento. Muchas personas del pueblo han pasado por su casa, y yo misma estuve en la guardería de pequeña. Mi mensaje para ellas es que no las voy a olvidar, que van a estar siempre conmigo, que yo también me siento parte de la familia mercedaria, pero que evidentemente las voy a estar mucho en falta».

Cándida Delgado también fue alumna y considera el convento su propia casa. Estuvo en párvulos, luego con las mayores, cantó en el coro y recuerda que los veranos preparaban los cantos para la novena, hacían un teatro benéfico. Aprendió a leer y a escribir con ellas y cuando se casó, su familia siguió en continua relación con ellas, su marido llevándolas en el coche cuando necesitaban, ella hasta ayudándolas en la cocina o a comer cuando no eran capaces, y ahora siguen sus hijos y nietos. «Qué voy a decir. Son todas maravillosas. La madre Elena, Caridad, Ángela, Pilar, Inmaculada, Ana, Josefina, Antonia, Presentación, ... Si pudiera nombrarlas a todas, no acabaría. Me han enseñado mucho y muy bueno, así que les estoy muy, muy agradecida. Gracias por el bien que nos han hecho. Ahora les deseo que, cuando se vayan, no nos olviden. Nosotros no las vamos a olvidar nunca. El Padre fundador, el beato Zegrí, lo estará viendo desde el cielo y verá que estamos muy apenados de que se vayan. Les deseo mucha felicidad, mucha suerte, que tengan muchas vocaciones, que sigan adelante y que Dios las ayude y las bendiga».

Dolores Dorado tiene 75 años y desde que tenía dos años, está en contacto con las religiosas. «Entonces era colegio y he estado siempre, siempre, siempre. Cuando salí del colegio, he seguido el contacto con las monjas. Hemos pasado unos ratos maravillosos y tengo mucho trato con ellas. Lo único que puedo decir es que estoy muy agradecida y la pena que me da. Comprendo que no hay vocaciones pero es una pena para el pueblo, porque estamos acostumbrados a tener el convento y las monjas y sentimos por ellas un respeto muy grande. Han hecho un bien enorme por el pueblo».

El párroco, álvaro López, junto a la comunidad

El párroco, Álvaro López, junto a la comunidad

Álvaro López es el párroco de la Purísima Concepción de Alameda y de Nuestra Señora de las Virtudes de Fuente Piedra. Su primer curso como sacerdote lo ha vivido entregado a estos pueblos. Entre sus misiones ha estado el atender a las hermanas Mercedes de la Caridad en la residencia de Nuestra Señora de las Mercedes de Alameda. Cuando conoció que después de 142 años de servicio, dejaban el pueblo, lo lamentó mucho. «La casa de Alameda fue fundada por el propio beato Zegrí. La religiosa más joven tiene ya 80 años, y es verdad que ya la dedicación no puede ser la misma, aunque el entusiasmo lo tienen al 100%. El pueblo lo está viviendo con mucha pena y, a la vez, con un corazón agradecido por el servicio que han prestado las hermanas. La realidad de un pueblo que tiene una congregación religiosa es una riqueza, porque aportan una esencia, una identidad y un servicio inestimable. Ellas lo hicieron siempre a disposición de aquellas personas que lo necesitaban. El pueblo acoge esta noticia, pues, con ese dolor, pero a la misma vez también confiando en Dios». El sacerdote invita a acompañar estos actos de despedida de las religiosas y a rezar por las vocaciones, él que acaba de ser ordenado sacerdote, «para que el Señor siga tocando corazones generosos y desde la libertad, digamos que sí».

NOVENA: (Todos los días la Eucaristía será a las 18.30 h. en el convento, menos el sábado 21 de septiembre que será a las 08.00 h).

Domingo 15 septiembre:
Rafael Pérez Pallarés (Párroco de la Parroquia Divina Pastora de Málaga; y Parroquia El Buen Pastor de Málaga); delegado diocesano de medios de comunicación. Antiguo parroco de Alameda.
Lunes 16 septiembre:
Rubén Montoya Cejudo, (Párroco de San Antonio de Padua de Frigiliana y Nuestra Señora de las Maravillas de Maro). Antiguo párroco de Alameda.
Martes 17 septiembre:
José Miguel Antequera Antequera. (Párroco de Nuestra Señora de la Encarnación de Torrox y de Santiago El Mayor de El Morche). Antiguo párroco de Alameda.
Miércoles 18 septiembre:
Santiago Bremermann Medina. (Párroco de Santa Ana de Alfarnate y Santo Cristo de Alfarnatejo). Sacerdote natural de Alameda.
Jueves 19 septiembre:
Juan Francisco Cardaldas Gómez, Párroco de San Andrés (Torre del Mar). Antiguo párroco de Alameda.
Viernes 20 septiembre:
Francisco Sánchez Pérez. Párroco de Santa Ana (Archidona), y Purísimo Corazón de María (Salinas).
Arcipreste de Archidona-Campillos. 
Sábado 21 septiembre:
Miguel Ángel Merced Reyes, (Párroco de Nuestra Señora de la Consolación de Villanueva de Algaidas y párroco de San Pedro Apóstol de Villanueva de Tapia).
Domingo 22 septiembre:
Aaron Benzaquen Vera, (Párroco de San Marcos Evangelista de Cuevas de San Marcos y San Juan Bautista de Cuevas Bajas).
Lunes 23 septiembre:
Antonio Prieto Zurita, (Párroco de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de La Cala del Moral y de Santa Ana de Totalán). Sacerdote natural de Alameda.
Martes 24 septiembre:
Alvaro López Cardosa. Párroco actual.

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Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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